En la primera mitad el cuadro visitante apostó, como suele hacer, por la presión alta. Así, complicó prácticamente todas las salidas del local que estuvo siempre al límite de cometer un error garrafal. Si bien en dominio de pelota el elenco británico era superior, la cantidad de oportunidades fue pareja para cada uno.
Por su parte, el Liverpool dejó una mejor imagen en el campo. Nunca aflojó la presión, jugó lejos de Alisson y tuvo, en los pies de Salah y de Mané, algunas chances de ponerse en ventaja que no terminaron en gol por falta de precisión de sus ejecutantes.
El cero se rompió a 15 minutos del final y en un duelo tan cerrado, fue la pelota parada la que destrabó el marcador. Un tiro de esquina al primer palo le permitió a Firmino anticiparse a todos. El brasileño la peinó al segundo palo y gritó el 1 a 0 para el Liverpool.
Tras el tanto, el Inter se desplomó y rápidamente el cuadro inglés se encontró con el segundo en un tiro libre al área que marcó mal el local. Fue Van Dijk el que bajó la pelota en el segundo palo para el zurdazo de Salah que, tras un desvío, descolocó al arquero y cruzó la línea lentamente para el 2-0. (Infobae)