Carlos Lampe, el arquero boliviano, venía con una marca extraordinaria de valla invicta y en Sarandí se le acabó. El responsable, a los 40 del primer tiempo, fue Sebastián Lomonaco, que marcó el 1-0 provisional de Arsenal.
Hasta ese momento llegó el arquero boliviano con su récord de 727 minutos sin recibir goles que ayudaron en gran parte a la enorme campaña que está haciendo Atlético Tucumán, aún puntero más allá de la derrota y de los otros resultados de la fecha, aunque ahora con un solo punto por encima de Gimnasia. El último, antes de éstos, se lo había hecho Chávez, de Godoy Cruz, el 27 de junio pasado (el partido finalizó 1-1).
La marca de Lampe es histórica en el fùtbol argentino, ya que lo llevó a convertirse en el arquero extranjero con el número más alto de minutos sin recibir goles. En realidad, hay dos que lo superan: Carlos Fernando Navarro Montoya, con 824 (los consiguió en Boca), y Gabriel Arias (Racing) con 740. La particularidad es que el Mono, nacido en Colombia, se nacionalizó argentino -al extremo de no querer competir por Colombia y esperar su chance con la Selección Argentina-, mientras que Arias es argentino y se naturalizó chileno. Lampe es boliviano, sin vueltas, sin dobles ciudadanías, el extranjero-extranjero con el récord, entonces.
Y otra rareza: Lampe recibió contra Arsenal tres goles: el ya mencionado de Lomonaco, más otro de Gonzalo Goñi y el de Alexander Díaz. Hasta este partido, le habían convertido solamente otros tres. O sea que recibió la misma cantidad de goles en un partido que en todo el resto del campeonato. Ahora, Atlético tiene seis tantos en contra, y es uno de los dos equipos con la valla menos vencida junto a Gimnasia. Y para dar una idea del enorme mérito que eso significa, River tiene 12 en contra y Boca, ¡19!
Está claro que Lampe habría preferido un triunfo, pero esta marca que ayudó tanto al equipo es realmente impresionante y puede estar orgulloso de lo hecho con el Tucumán.
AGENCIAS