«A veces me gustaría pasar desapercibido», dijo recientemente Lionel Messi en una entrevista para el excampeón del mundo argentino Jorge Valdano en la televisión española Movistar+. Pero es una misión imposible: todos el mundo del fútbol está pendiente de él. Y lo volveré a estar el domingo en la final. Muchos deseando que gane para que ponga colofón a una carrera fantástica.
Messi ha jugado cinco Mundiales y en ninguno ha podido ser campeón. El de Catar-2022 se presenta como el último tren.
En Doha su presencia ha generado gran expectación en el último mes y no ha podido cumplir, para bien o para mal, ese deseo de pasar desapercibido, una utopía cuando se es una superestrella mundial, posiblemente el mejor futbolista desde Diego Maradona y tiene 376 millones de seguidores en Instagram.