“En la actualidad el 86 % de las familias (ocho millones de personas) viven en inseguridad alimentaria en el Corredor Seco”, donde viven más de 10 millones de ciudadanos y que abarca a Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, señala el documento.
La investigación, titulada “Los diferentes rostros del hambre en Centroamérica”, fue presentada en un foro de forma virtual por las organizaciones humanitaria Acción contra el Hambre, COOPI, Trócaire, Oxfam y We World-GVC.
El hambre en el Corredor Seco “empeoró” en el 2020 tras la irrupción de la pandemia del coronavirus y el paso de las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, entre mayo y junio, y los huracanes Eta e Iota, en noviembre, añade.
Los fenómenos naturales afectaron a 4,6 millones de personas en Centroamérica, donde causaron “grandes daños” a los cultivos y la infraestructura que provocarán “una reducción crítica de las fuentes de alimentos e ingresos”, impacto que podría “alargar el hambre estacional hasta agosto de 2021”, enfatiza el documento.
“Las precarias condiciones de vida de las personas que habitan en el Corredor Seco alimentan un creciente descontento social, que ha propiciado fenómenos como las caravanas de migrantes desde 2018”, señaló.
Centroamérica es una de las regiones “más afectadas por el cambio climático”, pese a que solo es responsable del 0,5 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, dijo a Efe la coordinadora humanitaria regional de Oxfam para América Latina y el Caribe, Gloria Parra.
Los efectos del cambio climático y las restricciones de movilidad para frenar la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, “ponen una presión bastante fuerte sobre los grupos vulnerables que ya existen en Centroamérica y arrojan a unos ocho millones de personas a situaciones de hambre”, subrayó. (La Trinchera)