En el océano Pacífico central, una cadena de islas de arrecife de coral parece encarnar la definición de la calma. Pero hace más de 70 años el Atolón Bikini, seis kilómetros cuadrados remotos y deshabitados, parte de las Islas Marshall, fueron el terreno de las pruebas nucleares del ejército de los Estados Unidos tras haber detonado la bomba atómica en 1945, en Hiroshima y Nagasaki, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial.
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