El Gobierno de Etiopía ha anunciado este lunes que ha aceptado la solicitud de alto el fuego, presentada por la administración regional de Tigray, que en principio durará hasta el final de la temporada agrícola, en septiembre, según la televisión estatal etíope.
En un comunicado, las autoridades centrales han explicado que han aceptado esta oferta de cese de las hostilidades de la administración interina que permitirá «a los agricultores labrar sus tierras, a los grupos de ayuda operar sin ningún tipo de movimiento militar en los alrededores y comprometerse con los remanentes del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) que buscan la paz», recogió DPA.
El máximo responsable de la administración en funciones impuesta por el Gobierno etíope en la región de Tigray, Abrham Belay, había pedido un alto el fuego de cara a la próxima temporada agrícola, según Fana, tras llevar a cabo consultas con representantes y funcionarios de la región.
Además, el anuncio se produce horas después de que los representantes del Gobierno y los soldados del Ejército abandonaran Mekelle a toda prisa, según informes confirmados extraoficialmente en Twitter, lo que habría llevado al TPLF a tomar la ciudad, informa el ‘Addis Standard’. Según los testigos, las carreteras de acceso a la capital regional estarían llenas de residentes celebrando la vuelta a la ciudad del TPLF.
Tras la noticia del alto el fuego unilateral anunciado por el Gobierno etíope, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha informado de que ha hablado con el primer ministro del país africano, Abiy Ahmed, para trasladarle su «esperanza de que se produzca un cese efectivo de las hostilidades».
En un comunicado, el máximo representante de la ONU ha apuntado que «los acontecimientos recientes en Tigray son extremadamente preocupantes» y demuestran «una vez más, que no existe una solución militar a la crisis». «Es fundamental que los civiles estén protegidos, que la ayuda humanitaria llegue a las personas necesitadas y se encuentre una solución política», ha urgido Guterres.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, anunció en noviembre de 2020 el inicio de una ofensiva militar contra el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), en respuesta a un ataque del grupo contra la principal base del Ejército en Mekelle tras un drástico repunte de las tensiones entre la formación y el Gobierno central.
Las agencias de la ONU y las ONG han visto limitado su margen de maniobra en la zona, en un contexto marcado por una grave crisis humanitaria que azota Tigray.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha denunciado en su último informe sobre la situación, publicado este viernes, casos de «acoso, intimidación y detención» de cooperantes, así como la confiscación de ayuda. (Europa Press)