La ley promulgada en 1972 que se llamó ‘Title XI’ obligó a las universidades a pensar en la promoción de programas deportivos para las mujeres.
Esta normativa federal que potenció al fútbol femenino de Estados Unidos, está construida con escasas palabras: “se prohíbe toda discriminación en base al sexo en los programas de educación apoyados por el estado federal estadounidense”. La regulación obligó a las universidades norteamericanas a crear programas deportivos exclusivos para las mujeres, potenciando el talento femenino y les permitió competir a la par de los hombres.
Según Mike Parsons, entrenador de Portland “la conquista de esta ley se puso de manifiesto de inmediato, obteniendo resultados deportivos palpables, gracias a la creación de cientos de equipos”, agrega además que: “existen 400 o 500 equipos para jugadoras de 18 a 22 años, contrariamente a lo que se exhibe en otros países”.
Para el 2014, la FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado), tenía registradas un total de 30,1 millones de futbolistas, de las cuales 15,9 millones pertenecían a Estados Unidos, en consecuencia, el paso siguiente apuntó hacia el profesionalismo, que a la vez de visualizar a las mejores jugadoras a través del marketing masivo, también incentivó al surgimiento de talentos de manera continua y consecuente.
Según registros, de imbatible campaña, el cuadro estadounidense obtuvo de manera sostenida títulos internacionales: Copa Mundial Femenina de la FIFA en 4 ocasiones en 1991, 1999, 2015 y 2019. Consiguió 4 veces la medalla de oro en los Juegos Olímpicos en 1996, 2004, 2008 y 2012. Ganó el Campeonato Femenino de la Concacaf en 9 oportunidades en 1991, 1993, 1994, 2000, 2002, 2006, 2014, 2018 y 2022 y por si fuera poco, reinó en torneos amistosos: 10 Copas Algarve y 5 veces la Copa SheBelieves.
Jugadoras como Michelle Akers, Mia Hamm, Kristine Lilly, Hope Solo, Abby Wambach, Alex Morgan, Carli Lloyd y Megan Rapinoe cuentan con casi el mismo prestigio mundial de los súper astros del balompié masculino, como Lionel Messi (PSG), Robert Lewandowski (Bayern Munich), Cristiano Ronaldo (Manchester United), Kevin De Bruyne (Manchester City) o Kylian Mbappé (PSG), por citar unos cuantos.
Este seleccionado femenino actualmente encabeza la clasificación mundial de la FIFA en la categoría femenina, y es el equipo que detenta por mayor tiempo en el primer lugar de este ranking (de 1999 al presente año).
Sin embargo, desde el 2013 que se instituyó el fútbol femenino profesional en los Estados Unidos y pese a su desarrollo constante, existía una brecha en la remuneración económica que diferenciaba a hombres y mujeres, siendo estas últimas, sometidas a una comprobable desigualdad que rozaba en la discriminación, solo por la diferencia de género.
En marzo de 2019, por este caso, las jugadoras estadounidenses presentaron una demanda contra la US Soccer, caso que fue resuelto en mayo de este año en favor de las querellantes y que fue considerado “un paso histórico para el fútbol femenino del mundo”.
La Federación de Fútbol de Estados Unidos (USSF), la Asociación de Jugadoras de la Selección Nacional Femenina de Estados Unidos (USWNTPA) y la Asociación de Jugadores de la Selección Nacional de Fútbol de Estados Unidos (USNSTPA) llegaron a un acuerdo “que logra la igualdad salarial y establece la norma mundial para avanzar en el fútbol internacional”.
Según los convenios, US Soccer se convirtió en “la primera federación del mundo en equiparar el dinero de los premios de la Copa Mundial de la FIFA que se otorga a los equipos por participar en los Mundiales”.
“Este es un momento verdaderamente histórico. Estos acuerdos han cambiado el juego para siempre aquí en Estados Unidos y tienen el potencial de cambiar el juego en todo el mundo”, dijo en un comunicado la presidenta de U.S. Soccer, Cindy Parlow Cone.
Con este paso de reconocimiento de igualdad de género en el fútbol femenino de los Estados Unidos, se abre una brecha de interés masivo hacia el Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia/Nueva Zelanda 2023, que será la novena edición de la Copa Mundial Femenina de Fútbol. Asimismo, será el primer campeonato de fútbol organizado por la FIFA que se realizará en dos confederaciones diferentes: la Federación de Fútbol de Australia es miembro de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC), mientras que la Asociación de Fútbol de Nueva Zelanda pertenece a la Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC). También será la primera edición que cuente con la participación de 32 selecciones de fútbol de mujeres, en anteriores años, solo se permitía 24 equipos.
Y una vez más, Estados Unidos es el favorito, por detentar el primer lugar en valoración de la FIFA y por la seriedad y respeto con la que se estructura el representativo, tanto dentro como fuera de la cancha. La competencia será entre julio y agosto de 2023.
GHILKA SANABRIA PRADEL