Desde el 28 de febrero de 2019, la sonda, llamada “topo” y construido por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), ha intentado excavar en la superficie marciana para tomar la temperatura interna del planeta, proporcionando detalles sobre el motor térmico interior que impulsa la evolución y geología de Marte.
Pero la inesperada tendencia del suelo a aglutinarse privó al taladro en forma de espiga de la fricción que necesita para martillarse hasta una profundidad suficiente.
Después de colocar la parte superior del 'topo' a unos 2 o 3 centímetros debajo de la superficie, el equipo intentó por última vez usar una pala en el brazo robótico de InSight para raspar la tierra sobre la sonda y apisonarla para proporcionar una fricción adicional. Después de que la sonda realizó 500 golpes de martillo adicionales el sábado 9 de enero, sin ningún progreso, el equipo puso fin a sus esfuerzos.
Parte de un instrumento llamado Paquete de Propiedades Físicas y Flujo de Calor (HP3), el topo es un martinete de 16 pulgadas de largo (40 centímetros de largo) conectado al módulo de aterrizaje por una correa con sensores de temperatura integrados. Estos sensores están diseñados para medir el calor que fluye desde el planeta una vez que el topo ha cavado al menos 3 metros de profundidad.
"Le hemos dado todo lo que tenemos, pero Marte y nuestro heroico topo siguen siendo incompatibles", dijo en un comunicado el investigador principal de HP3, Tilman Spohn, de DLR. "Afortunadamente, hemos aprendido mucho que beneficiará a futuras misiones que intenten excavar en el subsuelo".
Mientras que el módulo de aterrizaje Phoenix de la NASA raspó la capa superior de la superficie marciana, ninguna misión antes de InSight ha intentado excavar en el suelo. Hacerlo es importante por una variedad de razones: los futuros astronautas pueden necesitar excavar en el suelo para acceder al hielo de agua, mientras que los científicos quieren estudiar el potencial del subsuelo para sustentar la vida microbiana.
La misión tiene la intención de emplear el brazo robótico para enterrar la correa que transmite datos y energía entre el módulo de aterrizaje y el sismómetro de InSight, que ha registrado más de 480 sismos. Enterrarla ayudará a reducir los cambios de temperatura que han creado sonidos de crujidos y estallidos en los datos sísmicos.
La NASA extendió recientemente la misión InSight por dos años más, hasta diciembre de 2022. Además de buscar terremotos, el módulo de aterrizaje alberga un experimento de radio que recopila datos para revelar si el núcleo del planeta es líquido o sólido.
Y los sensores meteorológicos de InSight son capaces de proporcionar algunos de los datos meteorológicos más detallados jamás recopilados en Marte. Junto con los instrumentos meteorológicos a bordo del rover Curiosity de la NASA y su nuevo rover Perseverance, que aterrizará el 18 de febrero, las tres naves espaciales crearán la primera red meteorológica en otro planeta, según la NASA. (Europa Press)