En una explicación más extensa de la política de Biden hacia Venezuela desde que asumió el cargo el 20 de enero, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que uno de los principales objetivos sería "atacar a los funcionarios del régimen y sus cómplices involucrados en la corrupción y los abusos de los derechos humanos".
Esto sugirió que la nueva administración de alguna forma podría apegarse a la campaña de sanciones del expresidente Donald Trump, a pesar de que no logró forzar la salida del poder de Maduro. Sin embargo, Price no mencionó las sanciones petroleras que Trump impuso a la nación de la OPEP.
Price dijo a los reporteros que la nueva administración colaboraría más "con una serie de aliados y socios para lograr avances hacia la democracia en Venezuela", con el objetivo de establecer un contraste con el enfoque de Trump sobre Venezuela.
"Nicolás Maduro es un dictador", dijo Price quien agregó que "el objetivo de la administración Biden-Harris es apoyar una transición pacífica y democrática en Venezuela a través de elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas".
No pidió explícitamente la salida o destitución de Maduro, en contraste con los funcionarios de Trump que dejaron pocas dudas de que era un objetivo central.
El Departamento de Estado no proporcionó de inmediato una aclaración solicitada por Reuters.
Maduro se ha mantenido en el poder con el respaldo de militares y países aliados como Rusia, China, Cuba e Irán.
Price dejó en claro que las negociaciones con Maduro, que Trump también rechazó, están fuera de discusión por ahora. Presionado sobre la posibilidad de un diálogo futuro si las circunstancias cambian, agregó: "Estoy hablando de la política actual (...) Ciertamente no esperamos ningún contacto con Maduro en el corto plazo".
Price dijo que Estados Unidos continuará reconociendo a Guaidó como presidente interino, quién también ha tenido el respaldo de docenas de países, que han cuestionado la reelección de Maduro en 2018 por considerarla fraudulenta.
Aunque la semana pasada países de la Unión Europea (UE) dijeron que Guaidó era un "interlocutor privilegiado", ya no lo consideraban presidente interino.
Esto se produjo después que Guaidó perdiera su posición como jefe del parlamento tras las elecciones legislativas de diciembre, a las cuales la oposición no acudió. La UE no reconoció esa votación como tampoco Estados Unidos. (Reuters)