José Rodolfo Gariazu Luna fue un héroe nacional de la Guerra del Chaco, injusto conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia librado entre el 9 de septiembre de 1932 y el 12 de junio de 1935. Según registros de aquel enfrentamiento, se establece que al menos 5.000 compatriotas cayeron prisioneros en Paraguay antes de finalizar la contienda.
Muchos de ellos, ya no retornaron a nuestra tierra e hicieron una vida en el hermano país, como fue el caso de José Rodolfo, quien contrajo nupcias con una hermosa paraguaya, de esa unión nació el papá de Miguel Ángel Gariazu, quien después de más de medio siglo de aquel acontecimiento, en 1987 y con solo 25 años de edad, volvió a sus raíces bolivianas y al igual que su abuelo, defendió de manera férrea y honesta el honor de los ancestros; uno siendo soldado, el otro, constituyéndose en el guardavallas más emblemático que tuvo The Strongest.
“Mi abuelo de parte de padre, fue boliviano y peleó la Guerra del Chaco, cayó prisionero en Paraguay y lo llevaron a Luque, en esa circunstancia la conoció a mi abuela, se casaron y nació mi papá. Cuando terminó la Guerra, lo liberaron y volvió a Bolivia con su familia, por esas cosas de la vida y resabios del conflicto bélico, no la trataron bien a mi abuela y estando embarazada tuvo que volver a Paraguay donde nació mi papá (…) y mi abuelo se quedó acá y formó otra familia”, relata Miguel Ángel, quien haciendo una reminiscencia de sus ancestros, afirma que la tumba de su abuelo está en nuestro país y que tiene una gran familia boliviana.
En diálogo exclusivo con Retro Fútbol de Deportes EL DIARIO, el exgolero de The Strongest, cuenta sus inicios como deportista: “(…) en Paraguay hice todas las divisiones inferiores y jugué en Primera División en el club Sportivo Luqueño, luego, en 1987 vine a La Paz, Bolivia a encontrarme con mi destino, con el club que marcaría mi vida para siempre, el club The Strongest. Grabaría mi vida con tantas alegrías y tardes gloriosas de fútbol, y ni qué decir del cariño y reconocimiento que hasta hoy en día me da su inigualable, inolvidable, poderosa y multitudinaria hinchada”, afirma.
Gariazu asegura que “literalmente” “casi dio la vida por The Strongest”. En marzo de 1994 cuando disfrutaba de su mejor momento defendiendo el arco del “Tigre”, durante un partido contra Independiente Petrolero de Sucre en el estadio Hernando Siles, un encuentro infortunado con Osvaldo Zabala, acabaría con su carrera deportiva profesional. Según cuenta él mismo: “Osvaldo encaró al arco y como yo estaba en buena condición, salí rápido a achicarle el ángulo. De pronto lo vi encima de mí, su rodilla impactó en mi cabeza y perdí el conocimiento”, recuerda.
El impacto le provocó una fractura craneal y luego de una intervención quirúrgica que puso en angustia a todo el país, salvó la vida, pero no volvió a defender el arco “atigrado”. La grave lesión fue considerada como accidente fortuito.
“Por defender los colores ‘atigrados’, lo volvería a hacer, una y mil veces”, dice Gariazu, al recordar aquel triste momento.
Entonces, Miguel ya había formado un núcleo familiar en La Paz, se casó con Viviana Quintanilla, una bella joven paceña, con quien tiene tres hijos, todos nacidos también en esta ciudad: Fabiola, Romina y Mateo Miguel.
Quien nació en Asunción, capital de Paraguay un 29 de septiembre de 1961, ahora se desempeña como educador en el colegio San Calixto. “Estoy enseñando valores y templando el carácter de los jóvenes a través del fútbol, para que en un futuro cercano, sean personas de bien y triunfadores en la vida”, asegura Gariazu, que tiene las palabras justas, en el momento preciso. Es emocional y a la vez firme en sus apreciaciones, además de transmitir confianza a sus interlocutores por la amplia responsabilidad que ciñe su personalidad como un valor que resalta a la vista de quienes lo conocen.
De la actualidad del fútbol boliviano asegura que “es mediocre”, “no lo digo solamente yo, lo dice la gente que no es tonta, por eso están los estadios vacíos. Solo se llenan una vez al año, ni en Copa Libertadores ya va la gente, porque nadie quiere ir a ver un fútbol mediocre”, reprocha.
Asegura que personalmente “lo tienen harto con la famosa cantaleta de que hay que trabajar con las divisiones inferiores”, porque a su parecer, las divisiones inferiores sí existen y menciona los casos de Alejandro Chumacero y Percy Colque, quienes emergieron de estas. “¿quién se acuerda de sus entrenadores?”, reclama y puntualiza recomendando, “dejemos de culpar a los jóvenes de las derrotas que tienen los mayores que juegan, dejemos de buscar culpables en gente que ni siquiera apareció”.
Afirma que lo que le hace falta al fútbol boliviano es que “surja un Rafael Mendoza Castellón o un Mario Mercado Vaca Guzmán en los equipos profesionales”, “con eso tendríamos la mitad del problema solucionado; gente como ellos que amaron y buscaron siempre lo mejor para sus clubes”, dice.
De los jugadores extranjeros asegura que en su tiempo “llegaban en silencio y se ganaban un lugar, sudando la camiseta, contrariamente a la acontece ahora”, recordó entonces a Eligio Martínez, Ricardo Fontana, Sergio Luna, Gustavo Quinteros, Sandro Coelho, Luis Galarza, Carlos Trucco, “y yo me incluyo en la lista”, afirma.
Expresa que del cien por ciento de los jugadores extranjeros que llegan, solo un veinte por ciento retribuye el cariño de las hinchadas con rendimiento, “¿qué hacemos con el restante ochenta por ciento?”, asevera, porque a su parecer “este porcentaje tapa a los talentos nacionales, que podrían ser útiles a la selección boliviana”. Incluye en esta su apreciación a la idoneidad de los entrenadores bolivianos. “Opino que hay que darles confianza a los entrenadores bolivianos, permitirles desarrollar sus proyectos y no cambiarlos cada dos partidos. Hay que darles tiempo”, reflexiona.
Miguel Ángel Gariazu, no oculta su gratitud eterna con Bolivia. “Este hermoso país, no solo me dio el reconocimiento futbolístico, también me dio una familia, una esposa, hijos; por eso estoy y estaré siempre eternamente agradecido a todo el pueblo de Bolivia…muchísimas gracias”. Y concluye la entrevista con un sentido “¡Que viva Bolivia!”.
FICHA
Nombre: Miguel Ángel Antonio Gariazu Torres.
Lugar de nacimiento: Asunción del Paraguay
Fecha de nacimiento: 29 de septiembre de 1961
Ocupación actual: Maestro de fútbol en el Colegio San Calixto de La Paz
GHILKA SANABRIA PRADEL
La familia Gariazu hoy en dia, unidos por el amor familiar.