Los atigrados quieren cobrarse la revancha contra Ceará por el mal momento que vivieron en la definición del título y tomar esos resultados como el impulso para apuntar a la conquista de los primeros lugares en el torneo Clausura y en la Copa Bolivia.
A diferencia de Bolívar, el Tigre jugó la fase de grupos del Apertura dosificando energías, porque por esos días estaba peleando en el frente de batalla de la Copa Libertadores de América, torneo en el cual quedó tercero en su serie y de ahí dio el salto a los octavos de la Sudamericana.
El resultado de la final dejó cabizbajos a los jugadores, cuerpo técnico y a los dirigentes, que ingresaron en un breve receso esta semana antes de retomar los entrenamientos para su intervención en el Clausura, el 25 de junio (19:30), con una visita a Oriente Petrolero, y recibir días después a Ceará.
Esta llave de los octavos de final de la Sudamericana comenzará en La Paz el miércoles 29 de junio y la revancha se jugará el miércoles 6 de julio en Fortaleza. En caso de pasar de ronda, el siguiente rival será Universidad Católica (Chile) o Sao Paulo (Brasil) en los cuartos de final.
Por el ascenso que tuvo en la Libertadores, desde la segunda fase hasta ingresar a un grupo, el Tigre acumuló 4 millones, 100 mil dólares y por jugar la Sudamericana recibirá medio millón de dólares como premio, que dejan un sostén económico para el directorio que ingrese.