El Gobierno de Joe Biden retiró en febrero la catalogación de terrorista que la Administración anterior, encabezada por Donald Trump, había concedido a la insurgencia yemení, cuyo nombre oficial es Ansar Alá. Sin embargo, entonces ya advirtió de que se trataba solo de un movimiento para evitar efectos colaterales sobre los civiles y que seguiría con los castigos individualizados.
Así, a la lista negra se han sumado ayer los nombres de Mansur al Sadi, responsable de las Fuerzas Navales rebeldes, y también Ahmad Ali Ahsan al Hamzi, comandante de la Fuerza Aérea. En el primero de los casos, se le vincula entre otros hechos con la dispersión de minas navales --"un riesgo para los barcos comerciales, de pesca y de ayuda humanitaria" que navegan por la zona--, mientras que en el segundo Washington alude al uso de drones por parte de los huthis.
Son responsables de orquestar ataques que "afectan a los civiles yemeníes, a los países fronterizos y a los busques comerciales en aguas internacionales", según el Departamento del Tesoro norteamericano, que vincula este conflicto con la "agenda de desestabilización" de Irán en la región.
La directora de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros, Andrea M. Gacki, ha incidido en que los dos individuos señalados "dirigen fuerzas que están empeorando la crisis humanitaria en Yemen", por lo que ha dejado claro que Washington seguirá tomando medidas para paliar el "sufrimiento extraordinario" de la población yemení. (Europa Press)