En el informe se constata que Bin Salmán tiene el control de las organizaciones de Seguridad e Inteligencia por lo que "es altamente improbable que los agentes saudíes llevaran a cabo una operación de esta naturaleza sin la autorización del príncipe".
El informe constató que siete guardias reales del príncipe, que "solo responden ante él", participaron en el asesinato del columnista de “The Washington Post”.
"El príncipe veía a Jashogi como una amenaza para el reino y apoyó ampliamente medidas violentas para silenciarlo si era necesario", dijo el texto.
Entre los argumentos que añaden los autores del informe se encuentra que participó uno de los asesores más cercanos del príncipe y que este se ha mostrado dispuesto a "usar medidas violentas para silenciar a los disidentes en el extranjero".
INCIDENTE
Yamal Jashogi acudió a gestionar unos documentos al consulado saudí de Estambul en octubre y nunca salió vivo, ya que fue asesinado y descuartizado por quince agentes saudíes tras sus críticas al Gobierno saudí.
Para llevar a cabo la operación, quince agentes saudíes llegaron el día dos de ese mes a Estambul bajo el mando de Saud al Qathani, un asesor cercano de Bin Salmán, que incluso dijo en público a mediados de 2018 que él no realizaba acciones sin la aprobación del príncipe heredero.
El informe culmina con una lista de individuos que habrían participado en el asesinato del periodista.
SANCIONES
Apenas una hora después de la publicación del informe, el secretario de Estado, Antony Blinken publicó un comunicado en el que confirma sanciones a 76 saudíes involucrados con "amenazas a disidentes en el extranjero" más allá del caso Jashogi.
Estos serán identificados y se les denegarán visados para ir a Estados Unidos tanto a ellos como a su familia cercana en una nueva doctrina que se conocerá a partir de ahora como "Prohibición Jashogi".
"Como medida de seguridad para todos dentro de nuestras fronteras, los autores que atacan a disidentes identificados para un gobierno extranjero no deberían tener permitido llegar a suelo estadounidense", subrayó Blinken.
Blinken recordó en su comunicado que el pasado octubre, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró en el segundo aniversario del asesinato de Jashogi, que residía en Estados Unidos, "no sería en vano" y ha señalado que "debe a su memoria luchar por un mundo más justo".
"Las personas deberían poder ejercer sus Derechos Humanos y libertades fundamentales sin miedo al castigo, represión o daño del Gobierno. Yamal Jashogi pagó con su vida expresar sus creencias", dijo en el comunicado.
Blinken anunció que ha encargado al departamento que encabeza que incluya cualquier actividad extraterritorial de este tipo en los reportes anuales sobre países e implantación de los Derechos Humanos.
"Estados Unidos continuará alumbrando a todo gobierno que ataque individuos, tanto dentro como fuera de su territorio, por simplemente ejercer sus Derechos Humanos y sus libertades fundamentales", indicó en el texto. (Europa Press)
Relación con Arabia Saudí
Sobre la relación que mantendrá Estados Unidos con el reino saudí, Blinken aseguró que Biden ya "ha dejado claro que la alianza debe reflejar los valores estadounidenses" y ha asegurado que han "dejado absolutamente claro que las amenazas extraterritoriales y asaltos contra activistas, disidentes y periodistas deben terminar".
"No serán tolerados por Estados Unidos", recalcó Blinken en referencia a estos actos.
No obstante, antes de la anunciada desclasificación del informe y el secreto a voces sobre su contenido, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló con el príncipe heredero saudí el pasado miércoles.
En la reunión, Biden transmitió su apoyo en su rivalidad contra Irán y le mostró reconocimiento por la liberación de algunos activistas en el país, lo que ha desde Washington ha sido percibido como una muestra de avance en materia de Derechos Humanos.
Arabia Saudí es un socio estratégico en Oriente Próximo para Estados Unidos y ambos comparten, junto a Israel, su rivalidad con Irán.