El presidente Joe Biden aseguró que Estados Unidos compartiría las dosis sin esperar favores políticos a cambio. Se ha comprometido a compartir unas 80 millones de vacunas contra el covid-19 a nivel internacional este mes.
Estados Unidos donará casi 19 millones de dosis a través del esquema multilateral Covax, dijo Biden en un comunicado. A través de Covax, se destinarían unos 6 millones de dosis a América Latina y el Caribe, unos 7 millones para el sur y sureste de Asia y aproximadamente 5 millones a África.
Las dosis restantes, que ascienden a poco más de 6 millones, irían directamente de Estados Unidos a países como Canadá, México, India y Corea, aseguró.
«Estamos compartiendo estas dosis no para asegurar favores o obtener concesiones», afirmó Biden. «Compartimos estas vacunas para salvar vidas y liderar el mundo para poner fin a la pandemia, con el poder de nuestro ejemplo y con nuestros valores».
Aunque Estados Unidos está trabajando a través de la Covax, que es codirigida por la Organización Mundial de la Salud, la Casa Blanca tiene la última palabra sobre qué países reciben dosis estadounidenses y cuántas, dijo el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan.
La Casa Blanca basará sus decisiones en «factores que incluyen lograr una cobertura global, responder a crisis… y ayudar a tantos países como sea posible», aseveró Sullivan, agregando que el país tiene la intención de priorizar a sus vecinos, incluidos Canadá, México y los países de América Central y del Sur.
Reuters informó en mayo que Estados Unidos estaba considerando priorizar su propio hemisferio, con América Latina como beneficiaria.
Los 25 millones de dosis se entregarían rápidamente y algunas saldrían tan pronto como el jueves, según la Casa Blanca. No incluirán suministros de AstraZeneca.
Organizaciones internacionales, como Naciones Unidas y el Banco Mundial, saludaron el anuncio. «Es un buen comienzo y espero que haya más dosis disponibles», dijo a Reuters el presidente del Banco Mundial, David Malpass.
La Casa Blanca también está eliminando los poderes especiales que otorgó a través de la Ley de Producción de Defensa (DPA, por su sigla en inglés) a ciertos fabricantes de vacunas que recibieron financiamiento de Estados Unidos pero que aún no tienen las aprobaciones del país, incluidos AstraZeneca, Sanofi SA/GlaxoSmithKline Plc, y Novavax Inc.
Las calificaciones de DPA dan a los productores estadounidenses acceso prioritario a los suministros y equipos necesarios para fabricar las vacunas que escasean en todo el mundo. Levantarlos podría liberar materias primas para los principales fabricantes de vacunas en otros lugares, especialmente el Serum Institute of India (SII).
Muchos países latinoamericanos tienen una gran necesidad de vacunas contra el Covid-19 para combatir los brotes. Brasil ha sido uno de los más afectados del mundo por la pandemia, con más de 16,7 millones de casos y con las muertes acercándose a 500.000.
Esta semana, Perú revisó su cifra de decesos por el Covid-19, convirtiéndolo en el país con la peor tasa de mortalidad per cápita. (Reuters)