Kiev.- El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, arremetió ayer contra el Gobierno bielorruso, acusando al país de cometer un «intolerable acto de represión» contra la atleta Krystsyna Tsimanouskaya, que denunció el domingo que las autoridades de su país intentaban obligarla a abandonar Japón contra su voluntad.
«El régimen de (Alexander) Lukashenko busca cometer otro acto de represión transnacional», aseveró el jefe de la diplomacia del país norteamericano, que ha acusado a Minsk de «tratar de forzar» la salida de Tsimanouskaya del territorio nipón, donde se están celebrando los Juegos Olímpicos.
Blinken lamentó así la actitud del Gobierno bielorruso, que estaría tomando medidas contra la atleta por «simplemente ejercer su derecho a la libertad de expresión». «Estas acciones violan el espíritu olímpico, son una afrenta para los derechos más básicos y no pueden ser toleradas», aseveró.
Ayer, la deportista ha confesado que no esperaba que la situación sobre su participación en los Juegos Olímpicos pudiera desembocar en un «escándalo político». «Nunca interferí en política e inmediatamente esta situación no tenía nada que ver con la política. Solo hablé de la negligencia de nuestros entrenadores, que toman decisiones sobre el equipo de relevos sin consultar a otros atletas», ha manifestado.
Asimismo, ha especificado que no tenía «ni idea de que el caso pudiera dar un giro y convertirse en un escándalo». En una entrevista con el diario ‘The Wall Street Journal’, ha declarado que no ha regresado a su país porque «temía por su vida» y «podría terminar en la cárcel». «No creo que pueda volver alguna vez a Bielorrusia», ha aseverado.
Por su parte, el Gobierno polaco ha vuelto a mostrar su apoyo a la atleta. «Acabo de hablar con la valiente Krystsina Tsimanouskaya, la aseguré que puede contar con el apoyo y la solidaridad por parte de Polonia», ha asentido el primer ministro del país, Mateusz Morawiecki, que ha aventurado que llegará «pronto» a territorio polaco.
La atleta manifestó el pasado domingo su miedo a acabar en la cárcel tras criticar a su propio comité olímpico, encabezado por Viktor Lukashenko, hijo del presidente del país. «Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre», sostuvo.
La corredora de 200 metros había expresado previamente sus críticas contra el comité bielorruso por obligarla a correr en un evento de relevos con poca anticipación. El equipo olímpico de Bielorrusia anunció más tarde que la habían retirado de la competición debido a su «estado emocional y psicológico».
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, está acusado de manipular las últimas elecciones presidenciales y de emplear tácticas autoritarias para silenciar a sus opositores. Meses después de las elecciones, más de 1.500 atletas bielorrusos publicaron una carta abierta en la que exigían la convocatoria de nuevas elecciones y el final inmediato de la represión policial contra la oposición. (Europa Press)