La investigación se realizó en Estados Unidos, publicado en la revista “Science Advances”.
El estudio presenta nuevos cálculos de lo que los investigadores denominan mecanismo de expulsión de agua. Esto ocurre cuando el lecho de roca sólida sobre el que se asienta la capa de hielo de la Antártida Occidental rebota hacia arriba a medida que el hielo se derrite y el peso total de la capa de hielo disminuye.
Además, el lecho de roca se encuentra por debajo del nivel del mar, por lo que cuando se levanta, empuja el agua de los alrededores hacia el océano, lo que contribuye a la subida del nivel del mar.
Las nuevas predicciones muestran que, en el caso de un colapso total de la capa de hielo, las estimaciones de aumento del nivel del mar a nivel mundial se amplificarían en un metro más en un plazo de 1.000 años.
"La magnitud del efecto nos sorprendió --reconoció Linda Pan, doctora en ciencias de la tierra y planetarias en el GSAS, que codirigió el estudio con su compañera de posgrado Evelyn Powell--. Los estudios anteriores que habían tenido en cuenta el mecanismo lo descartaron como intrascendente".
"Si la capa de hielo de la Antártida Occidental se derrumbara, la estimación más citada del aumento del nivel medio global del mar resultante es de 3,2 metros --añadió Powell en un comunicado--. Lo que hemos demostrado es que el mecanismo de expulsión de agua añadirá un metro adicional, o un 30%, al total".
Una de las simulaciones realizadas por Pan y Powell indicaba que, para finales de este siglo, el aumento del nivel del mar global causado por el deshielo de la capa de hielo de la Antártida Occidental aumentaría un 20 por ciento por el mecanismo de expulsión de agua, publicó Europa Press.
"Todas las proyecciones publicadas sobre la subida del nivel del mar debida al deshielo de la capa de hielo de la Antártida Occidental que se han basado en la modelización del clima, tanto si la proyección se extiende hasta finales de este siglo como si se prolonga en el futuro, van a tener que ser revisadas al alza debido a su trabajo", señaló Jerry X. Mitrovica, profesor de ciencias Frank B. Baird Jr. del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias y autor principal del trabajo.
Pan y Powell, ambos investigadores del laboratorio de Mitrovica, comenzaron esta investigación mientras trabajaban en otro proyecto sobre el cambio del nivel del mar, pero lo cambiaron por éste cuando observaron que la capa de hielo de la Antártida Occidental expulsaba más agua de la que esperaban.
Según Europa Press, los investigadores querían investigar cómo afectaba el mecanismo de expulsión al cambio del nivel del mar si se tenía en cuenta la baja viscosidad, o la facilidad con la que fluye el material del manto terrestre bajo la Antártida Occidental.
Cuando incorporaron esta baja viscosidad a sus cálculos se dieron cuenta de que la expulsión del agua se producía mucho más rápido de lo que habían predicho los modelos anteriores.
"No importaba el escenario que utilizáramos para el colapso de la capa de hielo de la Antártida Occidental, siempre encontrábamos que se producía ese metro extra de subida del nivel del mar a nivel mundial", apuntó Pan.
Los investigadores esperan que sus cálculos demuestren que, para estimar con precisión el aumento global del nivel del mar asociado al deshielo de las capas de hielo, los científicos deben incorporar tanto el efecto de expulsión del agua como la baja viscosidad del manto bajo la Antártida.
"El aumento del nivel del mar no se detiene cuando el hielo deja de derretirse --advirtió Pan--. El daño que estamos causando a nuestras costas continuará durante siglos".
CAMBIO CLIMÁTICO
Los científicos advierten que habrá una brecha de algunos años en nuestra capacidad para medir el espesor del hielo en la parte superior e inferior del planeta, informó BBC Mundo.
De hecho, es casi seguro que los dos únicos satélites dedicados a observar los polos mueran antes de que se puedan remplazar.
Y esto puede dejarnos sin la posibilidad de contemplar los importantes cambios en el Ártico y la Antártica a medida que el clima global se calienta.
Los científicos advirtieron que habrá una brecha de algunos años en nuestra capacidad para medir el espesor del hielo en la parte superior e inferior del planeta.
De hecho, es casi seguro que los dos únicos satélites dedicados a observar los polos mueran antes de que se puedan remplazar.
Y esto puede dejarnos sin la posibilidad de contemplar los importantes cambios en el Ártico y la Antártica a medida que el clima global se calienta.
De acuerdo con la BBC Mundo, esta semana se envió una carta en la que se detalla el problema y las posibles soluciones a los principales funcionarios de ambas entidades y, aunque no se ha abordado el tema formalmente, la NASA también está al tanto de la inquietud de los científicos.
El problema fundamental es la longevidad de las misiones europeas CryoSat-2 y American IceSat-2.
Estas naves llevan instrumentos llamados altímetros que miden la forma y elevación de las superficies de hielo.
Han sido fundamentales en el registro de la pérdida de volumen de hielo marino y la disminución de la masa de los glaciares en los últimos años.
Lo particular de ambos satélites son sus órbitas alrededor de la Tierra. Su trayecto les permite ver todas las regiones árticas y antárticas, salvo un pequeño círculo de unos 430 km de diámetro en los polos mismos.
Por el contrario, la mayoría de los demás satélites pierden una gran franja del Océano Ártico central y sus témpanos de hielo.
La preocupación es que CryoSat-2 e IceSat-2 pueden ser dados de baja mucho antes de que se lancen satélites que mantengan el seguimiento de los polos. (Europa Press BBC Mundo)
SATÉLITES SUPERARON VIDA ÚTIL
CryoSat-2 ya superó el límite de vida útil con el que fue diseñado. Se puso en el espacio en 2010 con la expectativa de que funcionaría durante al menos tres años y medio.
Los ingenieros creen que pueden mantenerlo en funcionamiento hasta 2024, pero la degradación de la batería y una fuga de combustible sugieren que no sobrevivirá mucho más tiempo.
IceSat-2 se lanzó en 2018 con una vida útil de diseño de tres años y combustible hasta 2025.
Su altímetro también utiliza tecnología de rayos láser, una tecnología compleja de mantener en el espacio.
"Sin una mitigación exitosa, habrá una brecha de entre dos y cinco años en la capacidad altimétrica de nuestros satélites polares", dijo la carta de los científicos.
"Esta brecha introducirá una ruptura decisiva en los registros a largo plazo del cambio de espesor de la capa de hielo y del hielo marino y la oceanografía polar y esto, a su vez, degradará nuestra capacidad para evaluar y mejorar las proyecciones del modelo climático", señalaron.
El único reemplazo proyectado es conocido como Cristal. Se estima que será como Cryosat, aunque con mucha mayor capacidad gracias a un altímetro radar de doble frecuencia.
La industria ya trabaja en la nave espacial, pero no se lanzará hasta 2027 o 2028, tal vez incluso más tarde porque aún no se dispone de la financiación completa.
Josef Aschbacher, director de observación de la Tierra de la Agencia Espacial Europea, afirmó que la entidad trabaja lo más rápido posible para cerrar la brecha. "Esto es una preocupación, lo reconocemos", dijo a la BBC Mundo.
"Hemos puesto en marcha planes para construir Cristal lo más rápido posible. A pesar de la covid-19, a pesar de las grandes cargas de trabajo y las videoconferencias", indicó. (BBC Mundo)
Preocupación
Poco más del 10 % de los casi 600 firmantes de la carta son científicos estadounidenses.
Thomas Zurbuchen, director de ciencia de la Nasa, no recibió la carta debido a que está dirigida principalmente a financiadores europeos, y la mayoría de los signatarios son de aquel continente.
No obstante, el oficial estadounidense sabe de la misiva y su contenido. Zurbuchen afirmó que tenía la esperanza de que cualquier brecha polar pudiera taparse o minimizarse.
"Creo que hay múltiples opciones en este momento que podemos implementar con ese fin, en alianza o de cualquier otra manera", comentó.
Una de estas soluciones sería ejecutar una versión del proyecto IceBridge de la Nasa.
Se trata de una plataforma aérea que la agencia estadounidense operó en los ocho años transcurridos entre el final de la primera misión IceSat en 2010 y el lanzamiento de IceSat-2 en 2018.
Un avión voló un altímetro láser sobre el Ártico y la Antártica para recopilar algunos conjuntos de datos limitados que eventualmente podrían usarse para enlazar las dos misiones IceSat.
Pero hay muchos que piensan que el proyecto europeo "CryoBridge" es la opción más asequible y a corto plazo para mitigar los años vacíos que se anticipan entre la jubilación de CryoSat-2 y el lanzamiento de Cristal.
La fabricación del altímetro de radar aerotransportado podría demorar dos años y costar más de Seis millones de dólares.
Entre los firmantes de la carta enviada a las entidades europeas se encuentran científicos destacados que utilizan datos de CryoSat e IceSat, el presidente de la Sociedad Internacional de Glaciología y los autores principales del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas. (BBC Mundo)