Raqqa (Siria).- La organización no gubernamental Save the Children denunció este martes que los niños siguen viviendo entre ruinas cuatro años después de la batalla de Raqqa, en el noreste de Siria, cuando el grupo yihadista Estado Islámico perdió el control de la que era considerada como su ‘capital’ en el país árabe.
La ONG ha destacado que miles de personas han regresado a la ciudad desde que terminó la batalla en octubre de 2017, cuando las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) -apoyadas por la coalición internacional-, anunciaron la toma de la ciudad tras meses de combates con los yihadistas.
Así, la organización manifestó que en la ciudad viven ahora entre 270.000 y 330.000 personas, si bien ha apuntado que los niveles de reconstrucción y rehabilitación de viviendas siguen siendo bajos, con el temor constante del derrumbe de casas y con un acceso limitado a agua, electricidad y educación.
Save the Children recordó que la ciudad sufrió unos 150 ataques aéreos diarios durante el pico máximo de los combates y ha agregado que tres cuartas partes de la población necesita ayuda para comprar alimentos y otros bienes y servicios básicos.
Por otra parte, el 80 por ciento de las escuelas han sufrido daños, mientras que la sequía que sacude la provincia, la peor en nueve años, ha reducido el agua potable disponible, lo que recrudece además la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus.
«Tengo mucho miedo de que algún día las paredes caigan sobre mis hijos, la estructura está en muy malas condiciones», dijo Aida, de 27 años y que huyó de Alepo hace nueve años a causa de la guerra. «Me da miedo cuando mis hijos salen a la calle porque pueden hacerse daño, así que no los dejo salir», relató.
«Hay un edificio destruido aquí y me temo que habrá algo (como una mina terrestre) debajo. Nunca sabes. Los mantengo alejados de eso», manifestó la mujer, que vive junto a sus hijos en una vivienda semiderruida y sin acceso al agua ni la electricidad.
Por ello, la directora de Respuesta Humanitaria de Save the Children en el país, Sonia Khush, ha puntualizado que «en Raqqa ni siquiera es seguro que niños y niñas realicen actividades básicas que les ayuden a olvidarse de lo que han pasado, disfrutar de la vida y prepararse para el futuro, como ir a la escuela o jugar con sus amigos». «Corren el riesgo de sufrir lesiones y morir incluso si no hacen más que quedarse en casa entre los escombros», ha alertado.
La ONG ha dicho que las familias que pueden permitirse que sus hijos vayan a la escuela hacen frente a problemas debido a la destrucción y a la huida de profesores de la ciudad en 2017, muchos de los cuales aún no han regresado a Raqqa.
«Cuatro años después de la batalla en Raqqa, los niños, niñas y sus familias viven entre los escombros y en riesgo todos los días, muchos de ellos causados por ataques aéreos de la coalición internacional contra Estado Islámico», dijo Khush.
«Entre sus miembros se encuentran algunos de los mayores donantes de la respuesta humanitaria de Siria. Tienen la responsabilidad de abordar posteriormente las consecuencias de su acción militar. Se necesita con urgencia asistencia humanitaria basada en las necesidades, independiente de los objetivos militares y de seguridad», remachó. (Europa Press)