Aperitivo de la final que disputarán el domingo Argentina y Francia, las perdedoras en semifinales protagonizaron un duelo entretenido en la batalla por el bronce.
El equipo balcánico se adelantó con un cabezazo de Josko Gvardiol (7) y el norteafricano respondió inmediatamente de la misma manera por medio de Achraf Dari (9). Mislav Orsic hizo el definitivo 2-1 en el 42.
«Es un bronce que brilla como el oro para nosotros. Fue un partido duro y quiero dedicar la victoria al hombre que empezó todo esto, Ciro Blazevic. ¡Esto es para ti jefe!», señaló el seleccionador croata Zlatko Dalic en referencia al técnico que llevó al equipo a sus primera semifinales, en 1998.
«Creo que el equipo a pesar del cansancio físico y mental entró en el partido y jugó bien, pero el fútbol es así. Hay que felicitar a los chicos y al rival», dijo el arquero marroquí Bono.
Ambas selecciones se cruzaban por segunda vez, tras chocar en su estreno en el Mundial con un insípido empate sin goles que no vaticinaba los excepcionales recorridos que protagonizaron después.
Cinco partidos más tarde, descorcharon rápidamente. El primer gol, una obra maestra de la estrategia: Fintó el lanzamiento de falta Luka Modric, lo ejecutó Lovro Majer, Ivan Perisic peinó desde la izquierda y Gvardiol entró en plancha para adornar con un tanto su sobresaliente Mundial.
Marcar también sirvió al central de 20 años para borrar el mal sabor de boca que le dejó el 3-0 de Argentina en semifinales, cuando Lionel Messi le sacó a bailar antes de dar el pase de la muerte a Julián Álvarez.
Menos preparación tuvo el empate marroquí. También tras el saque de una falta, Majer despejó mal con la cabeza y puso el balón en el área pequeña, donde apareció Dari para meter la testa e igualar.
Con 1-1 dominaba el juego fluido croata mientras que Marruecos aguantaba el tirón bien organizado en el campo, dejando alguna arrancada peligrosa.
La leyenda balcánica tenía enfrente a un prometedor ‘león’ dos décadas más joven, Bilal El Khannouss. De solo 18 años, nació en Bélgica, selección con la que jugó en las inferiores, antes de optar por Marruecos. Fue su estreno internacional.
Se le vieron maneras, como en la pared que devolvió a Sofiane Boufal, que disparó alto (33). Pero también sus carencias, principalmente cuando le robaron la bola en la frontal en la jugada que significó el 2-1. Así. Croacia cerró otro Mundial en el podio, mientras Marruecos también festejó por una gran campaña.