Muchos animales permanecen inmóviles o se hacen los muertos después de ser atacados por un depredador, con la esperanza de que se rinda y se busque otra presa. Un equipo de científicos de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, ha estado estudiando este fenómeno en hormigas consideradas como uno de los depredadores más feroces del reino de los insectos.
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