Ni la larga lista de versiones sobre su futuro club sacaron de eje al Matador de su apacible vida rural en el noroeste de Uruguay, donde nació y vuelve a cada rato para darse un prolongado baño de paz.
Desechó al popular Boca Juniors donde las multitudes agobian en la mítica Bombonera y también rechazó, según la prensa, al Villarreal español que compite en la Liga Europa Conferencia, a diferencia del Valencia que hace mucho no talla en el fútbol europeo.
Antes de viajar a Valencia, la selección uruguaya lo acogió en el Complejo Celeste donde entrenaba en soledad, a la espera de una definición, pero sin mostrar ansiedad por su futuro, tal su temperamento.
Cavani ni siquiera se alteró por su fallido paso por Old Trafford lastrado por lesiones y falta de continuidad. Se fue del Manchester United tras dos temporadas con una espina clavada, aunque su orgullo no le permitió extender su deuda por mucho tiempo más.
«Me voy (del United) con una imagen feliz de ese cariño que me demostraron (los simpatizantes), pero también me voy con un sabor amargo, porque me hubiese gustado dar más y estar más presente este año. Lamentablemente, las lesiones no me permitieron jugar con regularidad, pero quiero agradecerles de corazón (…)», dijo como despedida para el sitio web del club inglés.
– Animal competitivo –
Como su compadre Suárez, quien regresó al uruguayo Nacional luego de 15 años en Europa, Cavani no quiere dar ventajas en los preparativos para el que seguramente será su último Mundial.
Tranquilo, afable, el futbolista de pocas palabras parece descreer del éxito eterno. Cuando juega con la camiseta celeste da la sensación que se está ganando el puesto como un debutante y no que es un atacante ya consagrado de la élite mundial. (Infobae)