Minutos después de que la junta de Anvisa votara en forma unánime la aprobación de ambas vacunas, Monica Calazans, una enfermera de 54 años de edad en Sao Paulo se convirtió en la primera persona en ser inoculada en el país, recibiendo la vacuna china conocida como CoronaVac.
El presidente Jair Bolsonaro, un escéptico del coronavirus que ha rechazado ser vacunado, enfrenta crecientes presiones para comenzar las inoculaciones en Brasil, que ha perdido más de 200.000 vidas por el Covid-19 - el saldo de muertos más elevado fuera de Estados Unidos.
Las demoras en los envíos de vacunas y en los resultados de pruebas han aplazado las vacunaciones en el país, alguna vez un líder global en inmunizaciones masivas, y ahora un rezagado regional frente a otros como Chile y México, que ya empezaron a actuar el mes pasado.
El gobierno de Bolsonaro planeaba iniciar un programa nacional de inmunización esta semana pero sigue esperando los cargamentos de la vacuna de AstraZeneca, central para su plan.
Esto aumentó la frustración pública y ofreció a un rival político la oportunidad de desplazar del escenario al presidente de derecha.
El gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, quien supervisa el centro médico Butantan que se asoció con Sinovac en Brasil, dijo que la decisión de Anvisa era un triunfo para la ciencia, al dar luz verde para la primera aplicación de la vacuna en su estado.
"Una victoria para la ciencia. Una victoria para la vida. Una victoria para Brasil", tuiteó Doria.
Bolsonaro, para quien Doria es un potencial contrincante de centroderecha ante su esfuerzo por la reelección en 2022, ha criticado al gobernador por la decepcionante tasa de eficacia del CoronaVac, de 50%, en las pruebas de Brasil.
Pero el ministerio de Salud aceptó comprar y distribuir ese tratamiento para la campaña de inmunización nacional. (Reuters)