El duelo comenzó con mucha intensidad: Australia buscó presionar alto y jugar directo. Duke fue el encargado de patear al arco (dos veces) cada vez que vio el hueco, casi sin mediar elaboración. Lo de Perú intentó ser más cadencioso, acelerando por las puntas por los laterales o con Cueva volcado sobre la izquierda, una pesadilla para el marcador Atkinson. A los 3 minutos, un centro de Carrillo terminó en un cabezazo bombeado de Lapadula que salió alto.
El elenco oceánico fue más peligroso cuando la pelota pasó por Boyle, que atacó los espacios en diagonal y con un centro cruzado estuvo a punto de encontrar la puerta del gol. Luego de un tramo en el que los dirigidos por el Tigre Gareca controlaron el esférico con paciencia, aunque sin profundidad, el duelo entró en una meseta bajo las condiciones de los Soccerooos: balones largos de un lado y del otro, el mediocampo como zona de tránsito (cuando hubo tránsito).
En el complemento, Perú asumió una posición más agresiva, ante un rival que no se desordenó nunca. En consecuencia, recién cuando algún futbolista rompió con una acción individual se tradujo en peligro, en el contexto de un partido en el que el temor, la sensación de que un gol en contra podía significar quedarse sin Mundial, gobernaron. Los últimos suspiros del encuentro lo confirmaron. Los Socceroos, más enteros, lastimaron en el epílogo. Bahich, con un remate bajo, estuvo cerca de romper el cero y el arquero necesitó de un par de intervenciones ante la arremetida australiana.
En el primer tiempo del suplementario, el conjunto incaico tomó algo más la iniciativa e intentó construir desde los pases, como en el inicio del encuentro. Así, por caso, edificó una interesante jugada que terminó en un remate de Flores que contuvo Ryan.
En la segunda etapa de la prórroga llegaron las acciones más peligrosas de Perú. A los 105 minutos desbordó Oreja Flores y tocó atrás para Cueva, que de zurda pateó ancho. 60 segundos después, cambiaron los roles. El futbolista que pretendió Boca envió el centro y Flores cabeceó, pero el palo le negó el grito. Y la definición llegó a los penales.
Y allí se hizo fuerte Australia con la jugada de su entrenador: hizo ingresar al arquero suplente Redmayne en lugar de Ryan, ademas, el capitán. Y con su estilo histriónico para incomodar a sus adversarios, saltando y haciendo monigotadas en la línea, se convirtió en figura. Perú sacó ventaja con el penal que Gallese le tapó a Boyle. Pero Advíncula erró el suyo (su tiro dio en un palo) y en el gol a gol apareció el barbado guardameta, que atajó el intento de Valera arrojándose a su derecha y desató la alegría de los oceánicos, que estarán en la Copa del Mundo. Los de Gareca, en cambio, esta vez no superaron el repechaje, como sí había ocurrido en 2018 ante Nueva Zelanda. (Infobae)