Luis Vargas, en diálogo exclusivo con RETRO FÚTBOL confesó que el fútbol es su vida, porque aprendió a quererlo desde sus ocho años de edad, en su natal Tarija.
El ‘Chato’ fue uno de los personajes más queridos y aclamados por la tribuna bolivarista durante los años ’80. Su baja estatura no era un impedimento para que llegue con facilidad hasta el arco rival y convierta elegantes goles, incluso de cabeza, en total logró 80 en su carrera. Por su habilidad y velocidad integró un seleccionado boliviano que participó en los Juegos Bolivarianos en Barquisimeto (Venezuela) en 1981, además de formar parte de las plantillas titulares de equipos como Oriente Petrolero, Ciclón, Always Ready, además de Bolívar donde logró el máximo nivel de su carrera.
“Me inicie en una canchita que estaba ubicada muy cerca de mi casa, con Fernando Salinas, mi gran amigo y compadre, integramos un grupo de niños que nos conocían como los ‘patapilas de la pampa’. El entrenamiento fue la clave del éxito para todos nosotros. Trotábamos día y noche, hasta llegar a la adolescencia. Nos pusimos el objetivo de que algún día íbamos a llegar a ser profesionales del fútbol, y gracias a Dios lo logramos”, recuerda.
Vargas comenzó su carrera al éxito, formando parte de un plantel de fútbol de salón llamado “Villa Fátima” (Tarija).
Su primera consagración como futbolista la ganó cuando pudo levantar un trofeo en su colegio, a los ocho años. “Rememoro con mucha nostalgia aquel tiempo, especialmente a don Luchito Parra”, dice.
En 1978, el “Chato” fue invitado a formar parte del club Ciclón de Tarija, donde militó hasta 1980, luego pasó a Nacional Sedac. En 1981 fue convocado a la selección juvenil de Tarija y ese mismo año, pasó a la Verde.
“A la vuelta de nuestra participación en los IX Juegos Bolivarianos, recibí con gran alegría una invitación del club Oriente Petrolero de Santa Cruz. Luego pasé a Magisterio Rural de Sucre, ciudad de la que atesoro grandes recuerdos. Pero mi pase pertenecía al club cruceño”, afirma.
Su llegada a Bolívar fue en el año 1984, cuando apenas con 21 años de edad era parte de una lista de los probables jugadores celestes para la temporada; grupo que fue escogido por el entrenador chileno Andrés Prieto.
“Oriente Petrolero quería adquirir al jugador Raúl Navarro, cuyo pase costaba mucho y a la institución le faltaba 70 mil dólares; entonces le presentaron al profesor Prieto una lista de posibles jugadores y mi nombre figuraba ahí. Él me eligió y me fui a La Paz, directo a Tembladerani. De aquel tiempo tengo gratos recuerdos de mi amigo Francisco ‘Panchito’ Bonilla.”, relata.
El presidente de Bolívar, Mario Mercado Vaca Guzmán, fue uno de los grandes mentores del “Chato” Vargas, a quien hasta ahora lo recuerda con mucha nostalgia. “Don Mario siempre me quiso. Mientras vivió me tuvo gran consideración y cariño y creo que no lo defraudé…”, reflexiona.
Luis Vargas es un hombre sencillo del pueblo, como él mismo se califica. De gran responsabilidad en su vida personal ahora, como lo fue cuando le tocó vestir las casacas más importantes del fútbol boliviano.
“Admiro mucho a mi compadre Fernando (Salinas), quien hizo una hermosa carrera, que yo la celebro hasta estos días que seguimos conservando una bella amistad que atesoramos desde niños. Él es el gran goleador boliviano, indiscutiblemente, y me sentí muy honrado cuando me invitó a fundar una escuela de fútbol que llevaba su nombre, acá en Tarija”, dice.
En 1984, los celestes participaron en la Copa Libertadores ante Universidad Católica, O’ Higgins (Chile) y Blooming . Vargas conformó varias de las titularidades que llegaron a ese objetivo, pero no jugó el torneo internacional por una lesión en la rodilla. A fines de ese año, Bolívar perdió en la final de la Liga con Blooming, en Cochabamba.
“Chato” llama a esa lesión como “accidente” durante un entrenamiento de Bolívar. Posteriormente militó en Always Ready, donde acabó su carrera.
“Si tengo que agradecer a alguien por mi carrera deportiva, sería a mi hermano David, con quien luchamos para que logre mi consagración. También a mi Tarija amada que me dio todo”, remarca.
Luis Vargas, ahora, convertido en un excelente funcionario público, gracias a una invitación de Jhonny Torres, se desempeñá como ayudante administrativo en el Gobierno Municipal de Tarija. Está rodeado del amor de su madre, su esposa, sus tres hijos y cinco nietos.
“Recomiendo a los jóvenes que siguen la noble carrera de futbolistas que no se dediquen a los vicios, porque siempre son malos consejeros. El camino al éxito es el trabajo constante, la disciplina y el entrenamiento. Hay que amar lo que uno hace y para eso es necesario amarse a sí mismo, antes que nada”, afirma y se despide mandando un gran abrazo a la afición deportiva, especialmente a la de Bolívar.
Nadia, “su hijita”, como la llama, no quiere que su padre concluya el encuentro con EL DIARIO y JUEGO LIMPIO, sin antes recomendar que la publicación de este homenaje coincida con el Día del Padre, porque “él es mejor papá que Dios me pudo regalar”, dice. Lo abraza y ambos se emocionan.
El fútbol boliviano tuvo grandes estrellas, pero sobre todo, grandes seres humanos, como lo es el “Chato” Vargas.
FICHA
Nombre: José Luis Vargas Rivero
Lugar de nacimiento: Tarija
Fecha de Nacimiento: 22 de abril de 1962
Lugar de radicatoria actual: Tarija
Ocupación actual: Apoyo administrativo en la Alcaldía de Tarija
Familia: Rosa Rivero (madre), Isabel Trigo (esposa), José Luis, Nadia y Luis Fernando (hijos), cinco nietos y uno en camino
‘Al fútbol lo amé, lo amo y lo amaré por siempre’
GHILKA SANABRIA