Así lo revela el informe Análisis Global 2020 de Front Line Defenders, que detalla también las agresiones físicas, las campañas de difamación, las amenazas a la seguridad digital, el acoso judicial y los ataques por motivos de género a los que se enfrentan los defensores de los Derechos Humanos, especialmente las mujeres y las personas de género no conforme.
Por género, 287 de los activistas asesinados eran hombres y 44 mujeres. Además, se asesinó a seis mujeres transexuales, todas en América. Según el trabajo, el 69 por ciento de los fallecidos defendía los derechos de los pueblos indígenas, el derecho a la tierra y el medioambiente. Por su parte, el 28 por ciento defendía los derechos de las mujeres y el 26 por ciento trabajaba específicamente con los derechos de los pueblos indígenas. En el 85 por ciento de los asesinatos se utilizó una pistola como arma.
Tras Colombia, donde se registró el asesinato de un total de 177 defensores de los Derechos Humanos en 2020, se ubican Filipinas y Honduras, con 25 y 20 asesinatos, respectivamente. Les siguen México --19--, Afganistán --17--, Brasil --16-- y Guatemala --15--.
El informe de Front Line Defenders desglosa sus datos por regiones y, en referencia a las Américas, especifica que fueron 264 los defensores de los Derechos Humanos asesinados aquí. Por otro lado, las cinco violaciones principales comunicadas a la entidad --excluyendo los asesinatos-- fueron el ataque físico, un 27 por ciento; detenciones o arresto, con un 19 por ciento; otros tipos de acoso, un 13 por ciento; acciones legales, un 13 por ciento; y campañas de desprestigio, con un 7 por ciento.
En Asia y Pacífico, la entidad ha registrado 54 asesinatos. En cuanto a las violaciones principales comunicadas a Front Line Defenders en esta región, un 42 por ciento informó de detenciones o arrestos; el 26 por ciento de acciones legales; el 8 por ciento de interrogatorios; el 6 por ciento de tortura o malos tratos; y el 5 por ciento de agresiones físicas.
En Europa y Asia Central se ha contabilizado un asesinato y el 23 por ciento de los defensores de los Derechos Humanos informó a Front Line Defenders de detenciones o arrestos; el 22 por ciento de acciones legales; el 12 por ciento de campañas de difamación; el 19 por ciento de agresiones físicas; y el 9 por ciento de otros tipos de acoso.
Por su parte, en Oriente Próximo y África se ha constatado el asesinato de 10 defensores de los Derechos Humanos. El 39 por ciento notificó detenciones o arrestos; el 18 por ciento acciones legales; el 8 por ciento tortura o malos tratos; el 7 por ciento campañas de difamación y el 6 por ciento redadas, robos o hurtos.
Por último, en África subsahariana, Front Line Defenders registró dos asesinatos de este tipo. En referencia a las principales violaciones, el 26 por ciento declaró detenciones o arrestos; el 23 por ciento agresiones físicas; el 14 por ciento acciones legales; el 10 por ciento asaltos o redadas; y el 3 por ciento torturas o malos tratos.
PANDEMIA
Front Line Defenders ha destacado que los defensores de Derechos Humanos respondieron a la pandemia de la Covid-19 asumiendo roles adicionales, y a menudo de liderazgo, en materia de salud y apoyo comunitarios para llenar los vacíos que dejaron los gobiernos.
"Demostraron ser indispensables a la hora de salvar vidas, entregar paquetes de alimentos o equipos de protección personal o medicamentos a las personas enfermas y ancianas que no podían moverse durante los períodos de confinamiento", señaló la organización.
El trabajo pone varios ejemplos en este sentido. Destacan los casos de Colombia, Bolivia o Brasil, donde las comunidades indígenas elaboraron folletos informativos a las lenguas y realidades de sus comunidades para ayudarles a minimizar el impacto del virus.
En Bielorrusia, país cuyas autoridades ignoraron la gravedad de la pandemia, la iniciativa cívica “ByCOVID” presionó y organizó a empresas y voluntarios locales para que proporcionaran a los hospitales kits de protección y equipamiento médico.
"Sin embargo, a pesar de las medidas adoptadas para dar respuesta a la pandemia, continuaron enfrentándose a una avalancha de ataques, que iban desde la criminalización y el acoso hasta ataques físicos y asesinatos, mientras las élites políticas y económicas arremetían contra quienes trabajaban por la justicia social, económica y de género", lamentó Front Line Defenders.
La directora adjunta de la entidad, Olive Moore, ha resumido que 2020, si bien fue un año "difícil", para los defensores de los Derechos Humanos fue "especialmente desafiante".
"Debemos agradecer la naturaleza heroica de su labor", ha agregado, aseverando que los defensores y la sociedad civil demostraron "definitivamente" que "su trabajo es inestimable". "El hecho de que estén siendo objeto de ataques, como se detalla en este informe, es inconcebible", ha lamentado.
No son los únicos ejemplos. La entidad también destaca a Sudán o Nigeria. En Sudán, las defensoras de los Derechos Humanos llevan años luchando para poner fin a la mutilación genital femenina. Finalmente, el Gobierno ratificó en julio las enmiendas que criminalizan esta práctica. Además, las mujeres ya no necesitan el permiso de un pariente para viajar con niños y niñas.
En Nigeria, después de años de prácticas abusivas, la célebre Brigada Especial Antirrobo (SARS, por sus siglas en inglés) fue disuelta tras una campaña de base encabezada por jóvenes nigerianos, EndSARS. Fue iniciada en redes sociales en 2016 por un defensor y se popularizó en Twitter con la etiqueta '#ENDSARS'.
Por último, el trabajo también dedica espacio para abordar los riesgos a los que se enfrentan los defensores de Derechos Humanos en el ámbito digital. En 2020, debido a que muchos se vieron obligados a teletrabajar como consecuencia de la pandemia, la amenaza de interrupciones, acoso y otras acciones perversas por parte de ciberatacantes fue "mayor que nunca", concluye el informe. (Europa Press)