En un comunicado, la agencia de la ONU asegura que cuenta con "información creíble" de que las fuerzas de seguridad birmanas han usado munición real contra los manifestantes en Rangún, Dawei, Mandalay, Myeik, Bago y Pokokku, además de gases lacrimógenos y granadas de conmoción.
"Condenamos enérgicamente la escalada de violencia y pedimos al Ejército de Birmania que suspenda inmediatamente el uso de la fuerza contra los manifestantes pacíficos", declaró la portavoz Ravina Shamdasani en un comunicado.
Asimismo, la portavoz denunció que, desde el comienzo del golpe de Estado del 1 de febrero, "la Policía y las fuerzas de seguridad han atacado a un número cada vez mayor de voces de oposición y manifestantes, y arrestado a funcionarios políticos, activistas, miembros de la sociedad civil, periodistas y profesionales médicos".
Según las informaciones que baraja la agencia de la ONU, solo este domingo la Policía ha detenido al menos a 85 profesionales médicos y estudiantes, así como a siete periodistas que estaban presentes en las manifestaciones.
En total, Naciones Unidas estimó que más de 1.000 personas han sido arrestadas y detenidas arbitrariamente en el último mes, algunas de las cuales siguen desaparecidas, en su mayoría sin ninguna forma protección legal "simplemente por ejercer sus derechos humanos a la libertad de opinión, expresión y reunión pacíficas".
De confirmarse estas víctimas mortales, se sumarían a las ocho de las que ha informado hasta hoy por la AAPP, en balances difíciles de contrastar por la ausencia de medios en las zonas de las protestas y el apagón informativo reinante en Birmania tras el golpe de principios de mes que supuso la detención de la líder 'de facto' Aung San Suu Kyi.
Los militares acusan tanto a la activista como a su partido, la Liga Nacional para la Democracia, de amañar las elecciones de noviembre del año pasado, cargos que la formación ha rechazado categóricamente.
"La evidente escalada del uso de la fuerza letal por parte de las fuerzas de seguridad de Birmania en varias localidades y ciudades de todo el país en respuesta a las manifestaciones mayoritariamente pacíficas es indignante e inaceptable y debe cesar de inmediato", afirmó por su parte el subdirector para Asia de Human Rights Watch, Phil Robertson.
"La munición real no debería utilizarse para controlar ni dispersar manifestaciones y la fuerza letal solo se puede utilizar para proteger la vida o evitar heridas graves", remachó. (Europa Press)