Ello se debe a que las tormentas han causado daños y contaminación en muchos de los sistemas de agua, incluidos pozos y letrinas, de los países afectados, como Honduras y Guatemala, según ha señalado la directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough, al concluir una visita de diez días a las comunidades afectadas en ambos países.
“Me duele ver que muchas casas y escuelas todavía estén enterradas bajo la arena o cubiertas de barro en las comunidades afectadas por los huracanes”, ha lamentado Gough. “Dos meses después de que los fuertes huracanes azotaran Centroamérica, las necesidades humanitarias de las familias con niños, niñas y adolescentes siguen siendo generalizadas y durarán mucho tiempo”.
Unicef avisa que, sin acceso a agua potable, el riesgo de diarrea y otras enfermedades transmitidas por el agua continúa siendo alto. Si no se toman medidas urgentes, es probable que más niños, niñas y adolescentes sufran desnutrición, abandonen la escuela y caigan en la pobreza.
En Honduras, Guatemala y Nicaragua, más de 1.230 escuelas han resultado parcialmente dañadas o destruidas. Los techos fueron arrasados, los baños y las paredes destruidos, y el mobiliario y los materiales escolares se arruinaron. Sin acciones inmediatas, muchos niños, niñas y adolescentes corren el riesgo de perderse la escolarización presencial un año más debido a los impactos de los huracanes.
Las áreas golpeadas por los huracanes también son las afectadas por algunos de los niveles más altos de violencia y pobreza en el mundo incluso antes de la pandemia. Los dos fuertes huracanes y los impactos socioeconómicos de la Covid-19 empujaron a la pobreza a más familias con niños, niñas y adolescentes.
“Me preocupa que muchos padres perdieron sus trabajos debido a la pandemia y luego perdieron sus pertenencias, casas y cultivos debido a los huracanes. Estos niños, niñas, adolescentes y sus familias se quedan ahora con muy poca comida, muy poca agua potable y muy poco dinero para sobrevivir”, ha lamentado la coordinadora humanitaria.
Junto a los respectivos gobiernos y otros actores humanitarios, los equipos de Unicef en el terreno están ofreciendo ayuda humanitaria en respuesta a las necesidades más urgentes de los niños, niñas, adolescentes y las familias en los países afectados por los huracanes en América Central, incluidos Honduras, Guatemala y Nicaragua.
En diciembre, Unicef solicitó 42,6 millones de dólares (unos 35 millones de euros) para proporcionar asistencia humanitaria a 647.000 personas afectadas por los huracanes, incluidos 327.000 niños, niñas y adolescentes. Más de dos meses después de que los huracanes devastaran Centroamérica, Unicef lamenta que solo ha recibido menos del 30 por ciento de los fondos necesarios para ayudar a las familias necesitadas.
En apoyo a los gobiernos centroamericanos, Unicef hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional “para que refuerce su compromiso financiero de crear condiciones mínimas para que las familias afectadas por los huracanes con niños, niñas y adolescentes permanezcan en sus comunidades, y evitar grandes contratiempos en el acceso a la educación, la nutrición, la protección, el agua y el saneamiento”.
Antes del inicio de un nuevo año escolar en las próximas semanas, Unicef también insta a los gobiernos centroamericanos a reabrir las escuelas y está listo para apoyar sus esfuerzos. “Las próximas semanas y meses serán
fundamentales para la restauración de la educación, incluidos los sistemas de saneamiento y agua en las escuelas, así como para implementar protocolos de salud para prevenir la propagación de la Covid-19”, apunta el Fondo. (Europa Press)