Managua.- Al menos 21 opositores arrestados en los últimos 31 días, entre aspirantes presidenciales y líderes políticos opositores, han acaparado la atención de la crisis política de Nicaragua. A la sombra están sus familiares, quienes llevan la carga psicológica. “Lloramos todas las noches”, confiesa la hermana y sobrina de varias detenidas.
La vida dio un vuelco a las 21 familias cuando uno o varios de sus miembros fueron capturados cuando se acercan las elecciones generales. Ahora deben turnarse para ir tres veces al día a una cárcel de las afueras de Managua a dejarles alimentos, convencer a sus jefes para fallar a sus puestos de trabajo, o explicar lo que sucede a los hijos, según la psicóloga y educadora Josefina Dávila Vigiln entrevistada por EFE.
Dávila Vigil es familiar de las dirigentes opositoras convictas Tamara Dávila, Ana Margarita Vigil y la exguerrillera Dora María Téllez.
Afirmó que su sobrina de cinco años, hija de Tamara, pregunta constantemente por su madre, le escribe cartas, le hace dibujos, y reclama que la llame por teléfono.
“Terrible, todas lloramos con ella todas las noches, porque no sabemos qué decirle”, dijo a EFE Dávila Vigil, quien a sus 23 años hace de madre para su sobrina.
Si para un niño lo normal es creer que los policías son buenos, esta niña no sabe qué pensar de ellos.
“Inicialmente ella preguntaba mucho: ¿los policías son malos o son buenos? Lo mejor que hay que decirle, para que ella se sienta segura, es que son buenos, pero ella sabe (…) incluso expresó: ‘mi mamá está presa’”, señaló su tía.
Otra carga para los familiares de los “presos políticos” es la actitud de la Policía.
“Para todos los familiares ha sido una gran carga económica por lo que significa ir tres veces a El Chipote (cárcel de la Policía), llevar comida todas las veces, para que te la devuelvan y sólo te permitan agua”, sostuvo.
La situación no mejora en los días de visita.
HORARIOS
“Los horarios de visitas son martes y jueves. Hoy era día de visitas y no nos dejaron verlas. En las oficinas donde presumimos que están, que es El Chipote, decía inicialmente: ‘Horario de visitas martes y jueves’, ahora ya no está ese papel, lo han quitado, lo que significa es que no tienen ninguna intención de dejarnos ver a nuestros familiares”, indicó.
“Ya hemos interpuesto, y creo que es el caso de todos los presos políticos secuestrados recientemente, recursos de exhibición personal por detención arbitraria, y nos han sido negados hasta el momento. Si nosotras no las podemos ver, consideramos que están en situación de desaparición”, apuntó Dávila Vigil.
“Nosotros como familiares tampoco estamos libres, porque tenemos que, constantemente, estar llegando, estar sufriendo lo que significa ir a El Chipote, estar rodeados de antimotines, de policías, de guardias, que te traten mal en la entrada, que a veces no te dejan pasar la comida y vas de regreso con tu gran bolsón de comida”, agregó.
La sensación aumenta, según dijo, cuando las hacen esperar en una sala con televisores llenos de la propaganda gubernamental, cuyo discurso no necesariamente coincide con lo que los familiares dicen vivir.
“Es un cuarto lleno de familiares que están completamente traumatizados por la situaciones que han vivido, muchos han vivido allanamientos, están angustiados (…), estar viviendo esto es súper estresante, nos genera mucha ansiedad, no hay nada que pueda calmar eso, solamente la libertad de nuestros familiares”, destacó.
En la casa de Tamara Dávila todavía se observa el desorden, los daños, y la suciedad, dejados por los policías durante el allanamiento, el pasado día 12.
MIEDO Y POCA SENSIBILIDAD
Como consecuencia, los familiares de los “presos políticos” sufren “miedo a qué nos van a hacer”, a ser vigilados, y terminar también en El Chipote, denunciado por organismos defensores de los derechos humanos como supuesta “cárcel de tortura” de la Policía.
La situación la viven los familiares de cuatro de cinco aspirantes presidenciales por la oposición, y de dos exvicecancilleres, dos históricos exguerrilleros sandinistas disidentes, un dirigente empresarial, un banquero, unexdiputado, cuatro dirigentes opositoras, un periodista, dos extrabajadores de una ONG, y un conductor, de un total de 21 arrestados.
Para Dávila Vigil, “hay una total insensibilidad hacia el dolor de las personas que tenemos familiares presos políticos” si se acepta competir en “unas elecciones sin la liberación de los presos políticos, sobretodo cuando todos los precandidatos están en situación de desaparición”. (Trinchera Online)