El fútbol es pasión desde su esencia, deja fluir los sentimientos más primitivos del ser humano y cuando llega el éxtasis del gol, asemeja a la más pura sinceridad que nace desde el espíritu del ser humano, sin hipocresía y se torna en una irracionalidad casi animal que olvida incluso los modos sociales y sencillamente, expresa.
En ese transcurrir natural también surge el deseo de querer más y buscar más esa satisfacción que se llama victoria. Tal como una droga lícita que alegra a multitudes.
Hoy, Bolivia está viviendo ese éxtasis al ver- después de mucho tiempo- que su Selección ganó y subió durante los dos últimos encuentros de Eliminatoria.
Sin embargo, hay un regulador de esa euforia que evita llegar a que la irracionalidad sea dañina al mismo equipo y esta se llama: sensatez, que no es otra cosa que el equilibrio en el comportamiento, pese a la alegría desbordante.
La Selección Boliviana de Fútbol ahora, antes de enfrentar a Colombia, necesita más que nunca la sensatez del hincha y el Periodismo Deportivo.
Lo ha dicho Villegas, el objetivo es el triunfo y debemos quedarnos con ello. No es necesario cargarles ese lastre a nuestros representantes con la vana etiqueta de «alentar». El entusiasmo está intacto, pero hay que dejarlo fluir después del juego, no ahora que se torna en esa odiosa, estéril y perjudicial presión. Seamos sensatos.