Él asegura que está al servicio del equipo hace medio siglo y que «fue testigo de los grandes logros».
«En los tiempos de oro del club 31 de Octubre, nosotros representábamos a los mineros bolivianos. Por ejemplo, yo trabajé en la minas y a partir de esa experiencia también aprendí a querer mucho al Club», remarca. Luego agrega que «la tradición está intacta porque sigue existiendo un gran número de seguidores e hinchas del plantel, que acompañan hasta hoy en los compromisos que se juegan en la primera «B».
«Existen muchas promesas del deporte de La Paz que vienen a entrenar a nuestros predios. El club 31 de Octubre no le cierra la puerta a nadie, especialmente a toda la juventud y niñez de La Paz, en el entendido que también nos queremos constituir en un semillero», afirma.
Para Zabalaga, es importante contar con una buena infraestructura deportiva para incentivar a la sana práctica del deporte a la población.