En concreto, la Organización Internacional para las Migraciones tiene registrados más de 1,9 millones de desplazados internos, a los que habría que sumar unas 550.000 personas que huyeron hacia países vecinos. Sólo este fin de semana, unas 15.000 personas cruzaron hacia territorio chadiano por la persistente violencia en Darfur, uno de los principales focos de tensión en Sudán.
El director para la región de la OIM, Othman Belbeisi, advirtió ayer que las necesidades humanitarias alcanzan ya niveles «alarmantes». Aproximadamente la mitad de la población, más de 24,7 millones de personas, necesitan asistencia y Belbeisi emplazó a todas las partes a permitir el reparto de esta ayuda.
La ONU prevé un empeoramiento generalizado de las estadísticas, por ejemplo, en el ámbito del hambre. Si ya en 2002 había 11,7 millones de personas con una situación preocupante de inseguridad alimentaria, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé que 2023 sea un año aún más aciago, ya que después del período de cosecha (octubre-febrero), el dato se situaba en los ocho millones, un 30 por ciento más que hace un año.
«La crisis actual llegó en un momento crítico para los millones de personas que dependen de la comida y la agricultura», señaló el director de la Oficina de Emergencia de la FAO, Rein Paulsen, que avisó de que es momento de actuar: «La ventana de oportunidad es pequeña», así, apeló por un lado a la distribución de ayuda humanitaria y también al fomento de la producción local.
El conflicto, entretanto, no muestra visos de solución a corto plazo, tras el fracaso de sucesivos intentos de alto el fuego. La violencia deriva de las discrepancias sobre la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, uno de los puntos clave del acuerdo suscrito en diciembre para avanzar hacia un gobierno civil. (Europa Press)