La zona fronteriza de Sila, donde se encuentra la mayor parte de los refugiados, podría ver inundadas sus carreteras y los cauces secos de ríos, por lo que la región se volvería inaccesible, tanto los refugiados como las comunidades de acogida estarían completamente aisladas y excluidas.
Además, la organización denunció que las condiciones actuales ya son de por sí inadecuadas, especialmente al acceso de agua potable e higiene se refiere, y que las ayudas se están quedando rezagadas, lo que llevó a muchos a recurrir a otras familias de refugiados o a la comunidad de acogida para que compartan con ellos sus escasos recursos.
Chad, un país de escasos recursos, se enfrenta ahora a niveles de desnutrición incluso mayores debido a la dificultad de ganarse la vida en la estación de lluvia, a los disparados precios de los alimentos y otros productos básicos y a brotes recurrentes de enfermedades.
«Nos enfrentamos a una crisis sobre otra crisis. Cada vez que se recrudece el conflicto en Sudán llegan más personas, y se espera que más crucen a Chad si los combates no cesan. En un contexto ya de por sí desatendido e infradotado como el chadiano, las continuas llegadas desde Sudán suponen una carga para los ya limitados y desbordados”, explicó Van der Schoot.
La coordinadora de MSF también solicitó de forma urgente más ayuda humanitaria y financiación para el proyecto de emergencia desplegado en la zona que incluye clínicas móviles cuyos servicios son la atención médica y actividades preventivas como la detección y tratamiento de la desnutrición aguda infantil, atención de salud sexual y reproductiva y derivaciones al centro de salud de Deguessa, apoyado por MSF, o al hospital de Koukou para atención secundaria.
MSF describió los relatos inquietantes de refugiados provenientes del sur de Darfur Occidental (Sudán), que estuvieron expuestos a niveles extremos de violencia, tanto sexual como de género, tortura, secuestro, reclutamiento forzoso, saqueo, chantaje y destrucción de propiedades.
«Las personas pueden verse abocadas a tomar decisiones inimaginables: quedarse sin ninguna ayuda o regresar a Sudán, donde estarían expuestas a más violencia y daños físicos y psicológicos. La actual acción humanitaria debe dar prioridad a la situación y a las necesidades de las personas que quedarán varadas en la frontera», manifestó Van der Schoot. (Europa Press).