Unicef insistió en la necesidad de que tanto Hamás como Israel declaren un alto el fuego inmediato en medio de un masivo proceso de desplazamiento de los residentes del norte del enclave, que recibieron una orden de evacuación por parte de Israel, a punto de intensificar todavía más sus ataques sobre la zona, sin descartar una entrada por tierra a gran escala.
A ello hay que añadir que “los niños y las familias de Gaza se quedaron prácticamente sin alimentos, agua, electricidad, medicinas y acceso seguro a los hospitales, luego de varios días de hostilidades y cortes en todas las rutas de suministro”, denuncia Unicef.
Para su directora general, Catherine Russell, la situación es catastrófica, con bombardeos incesantes y un aumento masivo del desplazamiento de niños y familias. Russell aboga por un alto el fuego inmediato y el acceso humanitario, son las principales prioridades para permitir que los niños y las familias de Gaza reciban la ayuda que tanto necesitan.
Tenga la forma que tenga, Unicef reclama “una pausa humanitaria inmediata para garantizar un acceso seguro y sin obstáculos a los niños y niñas que lo necesitan, sin importar quiénes sean o dónde se encuentren” porque “existen reglas en la guerra” y “los niños y niñas de Gaza necesitan apoyo vital y cada minuto cuenta”.
Unicef estima que más de 423.000 personas ya huyeron de sus hogares en Gaza para refugiarse en escuelas u hospitales, algunos centros educativos quedaron dañados por los ataques.
También se advirtió a los dos hospitales principales de Gaza, que se están quedando sin combustible y repletos de civiles heridos, que trasladen a los pacientes y al personal hacia el sur en apenas unas horas.
El personal de Unicef permanecerá en el sur de Gaza “para seguir ofreciendo apoyo a los niños que más lo necesitan”, añade el fondo antes de avisar que Unicef, distribuyó casi todos los suministros que disponía y se empleó a fondo para mantener, aunque sea a una capacidad muy reducida, la única planta desalinizadora en funcionamiento en toda la Franja de Gaza.
Esta planta proporciona agua potable a 75.000 personas, pero sin combustible podría detenerse pronto. También se proporcionó suministros médicos y medicamentos a los hospitales, pero, dado el número de heridos, las camas de hospital y los medicamentos esenciales (incluidos los anestésicos) se están agotando rápidamente. (Europa Press)