Lee tocó tierra en torno a las 17.00 horas (hora local) de ayer desde la isla de Long Island, en la costa occidental de Nueva Escocia, donde se experimentaron marejadas ciclónicas con fuertes oleajes que provocaron que el agua del océano cubra las carreteras costeras.
Sobre las 22.00 horas, había ya más de 117.500 hogares sin electricidad en Nueva Escocia, a las que se sumaron aproximadamente otras 18.500 personas en la oscuridad en Nuevo Brunswick y unos 1.900 hogares más sin electricidad en la Isla del Príncipe Eduardo (PEI).
Los vientos alcanzaron más de 100 kilómetros por hora en zonas del oeste y más de 90 kilómetros por hora en el centro de Halifax, la ciudad más grande de Nueva Escocia, cuyo aeropuerto canceló todos los vuelos, según las autoridades locales.
La directora de gestión de Emergencias de Halifax, Erica Fleck, pidió a la ciudadanía que permanezcan en sus casas y que se mantenga alejada de las zonas costeras hasta que amaine la tormenta.
«Es realmente inseguro para la gente estar ahí afuera en este momento, realmente instamos a los residentes a que sean inteligentes y se queden en casa y se refugien en el lugar», expresó Fleck.
La representante de Emergencias recalcó que el hecho de que la tormenta hubiera sido degradada del nivel de huracán antes de alcanzar no quiere decir que su impacto vaya a ser reducido, algo con lo que se mostró de acuerdo el director de la Organización de Medidas de Emergencia de New Brunswick, Kyle Leavitt.
«Aunque Lee pasó de ser un huracán a un fuerte ciclón postropical, nuestras preocupaciones sobre la amenaza que representa no cambiaron», sostuvo. (Europa Press).