En medio de la grave crisis que atraviesa Venezuela, el país observa con incertidumbre el desarrollo de la campaña de cara a las primarias de la oposición el próximo mes de octubre, y a lo lejos vislumbra las elecciones presidenciales previstas para 2024.
La incertidumbre radica, una vez más, en si el régimen de Nicolás Maduro se apegará al mandato constitucional de garantizar unos comicios libres, justos y transparentes. Los primeros indicios no son muy prometedores. A falta de varios meses para el proceso electoral, la dictadura ya aplicó la misma receta de años anteriores: inhabilitó candidatos, intervino partidos de oposición y adelantó que no permitirá observadores internacionales como la Unión Europea (UE).
La última semana la consultora ORC publicó la encuesta nacional Frequency 58, que arrojó datos poco alentadores para un Maduro que sigue aferrado al poder, pese al drama que vive el pueblo de Venezuela. El resultado del estudio es contundente: María Corina Machado es la favorita, por amplio margen, para llegar a Miraflores y conducir al país hacia un nuevo rumbo político y económico.
Según la encuesta, la líder de Vente Popular se impondría con cerca del 70% de los votos en la primaria opositora, mientras que en una posible elección presidencial triplicaría a Maduro. De los 1.111 entrevistados entre el 28 de julio y el 5 de agosto, el 47,2% se inclinó a favor de la opositora, y apenas el 13,5% manifestó su apoyo a Maduro.
“Visto los números de María Corina, yo creo que el oficialismo va a decir ‘mira, yo no puedo permitir que haya primarias porque eso me quitaría a mí del centro de decisión’, porque la gente está apostando también en una renovación de liderazgo, y si la primaria se materializa, obviamente ya María Corina no deja de ser una prima inter pares, entre todos los candidatos, y vas a tener un poder de decisión mucho más alto”, explicó a Infobae el director de ORC Consultores, Oswaldo Ramírez.
-Primero le pido un breve panorama de lo que arrojó la consulta.
-Lo primero es la ficha técnica, por supuesto. Este estudio fue realizado del 28 de julio al 5 de agosto; 1.111 entrevistas, con un margen de confianza de 95% y margen de error de más/menos 2,5%, en todo el país. A personas mayores de 18 años e inscritas en el Registro Electoral, habilitadas para votar. Lo segundo, los grandes hallazgos. Primero en relación con el cambio, la expectativa de cambio, 78% de los encuestados indica que el país necesita un cambio político y económico, y 15% plantea que el país debe continuar por el actual rumbo. Si esto lo viéramos por autodefinición política, el 23% del oficialismo dice que el país necesita un cambio político y económico, y un 75% del oficialismo indica que el país debe continuar por el actual rumbo.
Mientras que si lo viéramos desde el punto de vista de la gente que hace oposición, esto es 95% que el país necesita ese cambio político y 3,6% que el país debe continuar por el actual rumbo. El siguiente gran hallazgo es en relación con la intención de participar en las primarias, evento convocado para el 22 de octubre. En una escala del 1 al 10, donde 1 es “absolutamente no votaría” y 10 es “absolutamente sí votaría”. Ese dato nos está ubicando una participación de entre 16 y 25%, que estamos hablando aproximadamente de un poco más de 2.7 millones de electores como base probable de participación en esa primaria. Esto nos está arrojando un resultado descontando o normalizando la elección en la cual María Corina Machado está obteniendo un 68% de intención de voto, Henrique Capriles 7,3%; Freddy Superlano, de Voluntad Popular 6,8%; Andrés Velásquez 5,4%; Delsa Solorzano 4%; Carlos Prósperi 3,4%. La candidata María Corina Machado prácticamente cabalgando sola en la primera posición es el primer hallazgo. Sería bastante complicado.
Lo segundo, es que estas tres primeras personas prácticamente tienen el peso de la inhabilitación política; es una realidad que al ciudadano elector de primarias no le está importando que su candidato esté inhabilitado. El fenómeno de las inhabilitaciones en Venezuela está al menos desde el año 2004-2005.
-Me gustaría detenerme en eso de la inhabilitación psicológica. Es decir, ¿el régimen muchas veces lo que hace es aplicar estas inhabilitaciones en estos contextos de campaña para ver si puede tener un efecto negativo en el que se supone que es el candidato más fuerte?
-Ahí hay una realidad. Yo creo que son varias herramientas que ha utilizado constantemente el régimen de Nicolás Maduro. Una es el tema de la inhabilitación: simplemente escoger a dedo candidatos competitivos, porque lo puedes ver desde alcaldes, gobernadores, personas que han estado en el ejercicio de la Asamblea Nacional, que simplemente los tomas y salen del juego por esa vía de inhabilitación política. Allí hay un detalle importante: quien tenía esa competencia de administrar las inhabilitaciones políticas, que era el Contralor General de la República, pasó a ser ahora el nuevo presidente del Consejo Nacional Electoral. Entonces es significativo pensar que simplemente no vas a permitir que la gente participe. La segunda herramienta ha sido el tema de hiper fragmentar a la oposición; esa hiper fragmentación donde la oposición conlleva a que se presenten múltiples candidatos de la oposición, tener un efecto competitivo.
Ese efecto competitivo, obviamente terminas rompiendo la posibilidad cierta de que haya una competencia polarizada entre dos grupos: la idea del cambio versus la continuidad. En este caso, en esta elección, y por ahora, porque esto simplemente es en potencia que están hablando las encuestas, no es una potencia materializada. Para que podamos ver efectivamente la materialización tiene que darse la primaria; si no se da la primaria, simplemente esto se quedó en intenciones frustradas por parte de los ciudadanos que están aspirando un cambio político o que pueden estar aspirando a que haya un cambio de liderazgo político, incluso dentro de la oposición. Y eso es importante porque la primaria permite efectivamente esa renovación de liderazgo de la oposición. Y el tercer elemento, que termina siendo una de las herramientas de trabajo del oficialismo, es espantar el voto. Es decir, generar un proceso en el cual el ciudadano se aleje de la participación electoral y generar ese proceso de desconfianza, porque en la medida que menos gente vote, en general como votante espontáneo o como votante de oposición, el votante militante duro del Partido Socialista Unido de Venezuela, del partido oficial, termina logrando con ese pequeño caudal de apoyo convertirlo en una mayoría electoral y obviamente hiper fragmentando a la oposición, porque eso es un ejercicio combinado.
-Usted remarca el intento del régimen de fragmentar a la oposición y generar una competencia entre ellos, seguramente para que se termine imponiendo el rival tal vez más débil. Pero según los datos que arroja la encuesta, eso no le está funcionando al chavismo…
-Pareciera que no le está funcionando, por ahora. ¿Y por qué digo “por ahora”? Tenemos un elector distinto. O sea, tú estás apelando a que el electorado se ha comportado de la misma manera al menos desde el año 2017 hasta el año 2021. En esos cuatro ciclos electorales, las municipales y regionales que hubo en 2017, la presidencial del 2018, las elecciones para la Asamblea Nacional en el 2020, y las de alcaldes y gobernadores en el 2021. Pareciera que hoy el elector dice: primero, “no me importa que estén habilitados”; segundo, “no quiero votar por los partidos del estatus quo de la oposición”. Y es justamente el fenómeno que estamos viendo con el crecimiento de María Corina Machado. Y tercero, el PSUV, que está hoy en día en uno de sus puntos más bajos, y eso lo puedes ver en la encuesta. Desde febrero hasta hoy, está en una posición de 12 a 16 puntos, y esto viene atado a un mal desempeño de política económica, alto costo de la vida, inflación… Hay una cantidad de elementos que sí están afectando al gobierno y no le han permitido lograr volver a esos números, a los 31 que pudo haber tenido en el año 2020. Números relativamente sólidos. No obstante, ese 20% electoralmente ellos los pueden convertir en 30 o 40 hiper fragmentando a la oposición. La gran incógnita es si el no alineado participará electoralmente o no y la otra gran incógnita es que efectivamente la gente interprete que quiere ir hacia adelante en una renovación, en un cambio político, un cambio económico, y comience a generar un proceso de respuesta distinta a los estímulos que está dando el régimen y a su estrategia electoral. (Infobae).