La escalada más reciente se concentra en los barrios de Carrefour-Feuilles y Savanes Pistaches, escenarios recurrentes de choques entre varios grupos armados que intentan aprovecharse del vacío de poder político para ganar presencia y controlar zonas enteras de la ciudad.
La OIM tiene ya constancia de la huída de 4.123 familias, con un total de 20.719 personas afectadas. Sólo en el suburbio de Bas Peu de Chose se registraron ya más de 15.000 desplazados y no se descarta que la cifra siga creciendo en la medida en que la situación sobre el terreno sigue siendo tensa.
Parte de los desplazados recalan en viviendas de familiares o conocidos, pero otros muchos optan por asentarse en campamentos improvisados. Precisamente la OIM alertó en agosto de las condiciones vulnerables de estos enclaves, en un país que acumula ya unos 200.000 desplazados internos, la mitad de ellos niños.
El representante del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), Bruno Maes, denunció que, en algunos barrios de Puerto Príncipe, las familias se enfrentan a grupos armados decididos a ampliar su influencia, y a muchas de ellas no les queda más remedio que abandonar sus hogares para refugiarse de la violencia.
Maes advirtió en un comunicado de que, fruto de la inseguridad constante, la situación es extraordinariamente impredecible, por lo que llamó a estar preparados para brindar «servicios esenciale. En este sentido, catalogó de fundamental el apoyo flexible de los donantes.
Cerca de tres millones de niños necesitan ayuda humanitaria este año en Haití, pero de los 246 millones de dólares (229 millones de euros) solicitados, Unicef apenas recibió un 18 por ciento. «Estamos prestando un apoyo fundamental, pero estamos trabajando con un depósito casi vacío. Podemos y debemos hacer más, porque están en juego las vidas de los niños», subrayó el responsable. (Europa Press)