Nicaragua vivió este año una Semana Santa un tanto escandalosa e inaudita según el sacerdote Edwin Román, a consecuencia de la prohibición a las tradiciones religiosas que impuso esta vez el régimen de Daniel Ortega y a la represión que ejecutó contra quienes se atrevieron a desafiarlo.
Román, quien se encuentra en el exilio, considera que esta Semana Santa, a causa de la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la carne de Cristo se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, crucificado y en fuga.
El comentario en Twitter del sacerdote se produjo luego de que circularan videos de jóvenes disfrazados de Jesús, con las cruces a cuestas, y otros con trajes de esa época corriendo por las calles del poblado de Nindirí, a 24 kilómetros de Managua, supuestamente para huir de la Policía del régimen.
En otro video, se ve claramente a un policía que le dice a uno de los “Jesús” que pretende salir a la calle con su cruz al hombro que “eso está prohibido”.
Según datos de la investigadora Martha Patricia Molina, en Nicaragua se prohibió la realización de 3.176 procesiones de la Semana Santa de 2023. Este cálculo lo saca Molina al multiplicar las 397 parroquias que existen en Nicaragua por las ocho procesiones que tradicionalmente realizan cada una durante esta semana.
Aunque ni el Gobierno, ni la Policía ni la alta jerarquía católica notificaron formalmente la suspensión de las procesiones en todo el país esta Semana Santa, por separado, y en distintos momentos, diversas parroquias de Nicaragua informaron a su feligresía la suspensión este año de las tradicionales actividades religiosas que se celebran en las calles.
Algunas parroquias adujeron motivos ajenos y en otros casos se explica que la decisión se tomó luego de la visita de autoridades policiales.
El diario La Prensa confirmó con fuentes eclesiásticas que “el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo prohibió las procesiones de viacrucis en todo el país, una de las actividades religiosas más destacadas durante Semana Santa”.
A pesar de la prohibición, algunos jóvenes intentaron recrear en el poblado de Nindirí, el Lunes Santo, la llamada “Procesión de los Cirineos” que se realiza en honor al hombre que ayudó cargar la cruz a Jesucristo en su camino al Calvario.
La Policía de la dictadura de Daniel Ortega mantiene bajo sitio el municipio de Nindirí desde el lunes 3 de abril, tras prohibir la procesión de los Cirineos, una actividad tradicional de la Semana Santa. Las casas de varios católicos que salieron ese día a participar en la procesión se mantienen vigiladas por policías y civiles armados; y al menos dos patrullas policiales recorren el municipio con numerosos agentes antidisturbios, usando el característico uniforme negro, ocultando sus rostros con pasamontaña y portando armas largas.
Medios nicaragüenses atribuyeron la expulsión del religioso a represalias por una procesión que se realizó en la parroquia del norteño municipio de San José de Cusmapa, pero, una vez llegado a su país, Panamá, el sacerdote aclaró que su salida se debió, posiblemente, a sus menciones en misa del obispo preso, monseñor Rolando Álvarez.
El régimen asumió bajo su control algunas actividades que la población realizaba en coordinación con sus líderes religiosos, tales como la peregrinación de carretas jaladas por bueyes al Santuario Nacional de Popoyuapa y el Viacrucis Acuático, que se realiza en el lago de Granada.
Para el obispo de la hondureña diócesis de Danlí, monseñor José Antonio Canales Motiño, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo prohibieron las procesiones religiosas porque consideran a la iglesia Católica, su enemigo número uno y temen que la gente, al verse unida pueda levantarse, que pueda haber un levantamiento del temor en las personas que es lo que ha cundido en los últimos años, el miedo.
La prohibición y represión contra las procesiones religiosas obligó a las iglesias a realizar sus ceremonias dentro de los templos. (Infobae).