“Lo que fue sagrado para las generaciones anteriores, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser prohibido de repente o incluso considerado perjudicial”, señala uno de los muchos panfletos, citando una frase de Benedicto XVI.
Los organizadores de esta iniciativa, de momento circunscrita a Roma, señalaron en su página web que pretenden sacar a la luz la creciente hostilidad por parte del actual Pontificado hacia la liturgia tradicional, que a su juicio no encuentra justificación ni a nivel teológico ni pastoral.
“Las comunidades que celebran según el Misal de 1962 no son rebeldes contra la Iglesia. Al contrario, están bendecidas por un crecimiento constante de fieles y de vocaciones sacerdotales, constituyen un ejemplo de firme perseverancia en la fe y la unidad católicas, en un mundo cada vez más insensible al Evangelio y en un tejido eclesial que cede cada vez más a impulsos disgregadores”, afirma el comité de promotores, que reúne a diversas realidades católicas.
El temor de estas comunidades que denunciaron que la actitud de rechazo al latín no sólo es motivo de amargo dolor para los pastores, sino que entienden que constituye una grave injusticia, es que Francisco valide a través de un nuevo Motu Proprio la prohibición total del latín en la Iglesia. (Europa Press).