Dmitri Medvedev, aliado del presidente ruso Vladímir Putin, afirmó ayer que el mundo está probablemente al borde de una nueva guerra mundial y que aumentan los riesgos de una confrontación nuclear.
“El mundo está enfermo y muy probablemente al borde de una nueva guerra mundial”, declaró en una conferencia en Moscú el actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Putin.
Medvedev dijo que una nueva guerra mundial no es inevitable, pero que los riesgos de una confrontación nuclear son cada vez mayores.
Según consideró, el escenario es más grave que las preocupaciones por el cambio climático.
Putin afirma que el mundo se enfrenta a la década más peligrosa desde la Segunda Guerra Mundial. Considera la guerra en Ucrania como una batalla existencial contra un Occidente agresivo y arrogante, ante lo que dijo que Rusia utilizará todos los medios disponibles para protegerse de cualquier agresor.
En sintonía, un alto diplomático ruso declaró ayer que los riesgos de una confrontación militar directa entre las principales dos potencias nucleares, Rusia y Estados Unidos, crecen constantemente.
Vladimir Yermakov, jefe del departamento para la no proliferación nuclear del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, declaró que Washington está aumentando los riesgos con su conducta hacia Moscú.
“Si Estados Unidos sigue su actual curso de confrontación con Rusia, con las apuestas en constante escalada al borde de deslizarse hacia un conflicto armado directo, entonces el destino del START (tratado de armas nucleares) puede ser una conclusión inevitable”, dijo Yermakov.
El diplomático no dio detalles sobre el supuesto enfoque de confrontación de Estados Unidos en los extractos publicados hasta ahora. “La amenaza más aguda hoy en día está asociada con el peligro de una escalada nuclear como resultado de una confrontación militar directa entre potencias nucleares”, dijo Yermakov.
“Y estos riesgos, muy a nuestro pesar, no dejan de aumentar”.
Yermakov también se refirió a la alianza de Rusia con China en este escenario. Según añadió, Moscú y Beijing evaluarán la posible implicación de Occidente en la expansión mundial del sistema antimisiles estadounidense, que “socava claramente la estabilidad estratégica”.
Desde el inicio de su invasión de Ucrania hace 14 meses, Moscú lanzó acusaciones periódicas contra Estados Unidos y lo que denomina el Occidente colectivo por elevar los riesgos de una guerra nuclear, retórica con la que pretende disuadir a los aliados de Kiev.
Estados Unidos y sus aliados condenaron la invasión rusa de Ucrania como una apropiación imperial de tierras. Ucrania prometió luchar hasta que todas las tropas rusas se retiren de su territorio, y afirma que la retórica rusa sobre la guerra nuclear pretende intimidar a Occidente para que frene la ayuda militar.
Washington comunicó a Moscú en marzo que dejará de intercambiar algunos datos sobre sus fuerzas nucleares tras la negativa de Moscú a hacerlo, lo que calificó de respuesta a la suspensión de la participación rusa en el nuevo tratado START. (Infobae).