Boluarte afirmó que en Perú son «respetuosos de las libertades fundamentales incluida la protestas pacífica que está consagrada en nuestra Constitución», reiterando que el Estado valora y se adhiere a los compromisos internacionales en materia de Derechos Humanos.
En dicho informe sostiene que hay cuestionamientos «que no compartimos pero respetamos». «Rechazamos la supuesta existencia de ejecuciones extrajudiciales y la calificación de masacre, aun cuando se mencione de manera condicional en los hechos ocurridos durante las protestas», añadió.
Además, ha destacado que la CIDH reconoció que el Estado «tiene un marco legal que protege el derecho a la protesta y regula el uso excepcional de la fuerza con estándares internacionales».
También ha señalado que las recomendaciones que propone la CIDH –que se pongan en marcha los mecanismos necesarios para investigar estos hechos y compensar de manera completa a las víctimas– son medidas que ya ha puesto en marcha su Gobierno.
«Se creó una Comisión multisectorial que tiene a su cargo la atención integral de los deudos y heridos que sufrieron heridas de gravedad», ha sentenciado Boluarte.
El informe de la CIDH analizó los episodios de violencia y represión policial que se cometieron durante las protestas que tuvieron lugar entre el 7 de diciembre –el mismo día en el que el expresidente Pedro Castillo fue destituido y apresado– y el 23 de enero, especialmente en las ciudades de Ayacucho y Puno.
La represión de las movilizaciones dejó cerca de 60 personas muertas, entre ellas un policía, casi mil heridos y decenas de detenidos. (Europa Press)