La reputación de los periodistas está siendo atacada en Latinoamérica y en el resto del mundo. El estudio “Not just words: How reputational attacks harm journalists and undermine press freedom” (No sólo palabras: cómo los ataques a la reputación perjudican a periodistas y socavan la libertad de prensa) encontró que la mayoría de los periodistas encuestados sufrían daños a su reputación al menos una vez al mes, siendo los políticos y los funcionarios públicos, las fuentes más comunes de estos daños.
El estudio fue dirigido por el Global Reporting Centre de la Universidad de British Columbia en colaboración con el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), el Proyecto de Desinformación de la Universidad Simón Fraser y PEN Canadá. Y sus resultados proceden de una encuesta mundial a 645 periodistas y de entrevistas a 54 profesionales de los medios.
De los 645 periodistas que completaron la encuesta, 156 correspondían a América Latina. Y de los 54 periodistas entrevistados, 17 eran de Latinoamérica.
“Cada vez más vemos a dirigentes de países supuestamente democráticos denigran a los medios de comunicación, tachando a los periodistas de ‘enemigos del pueblo’, de indignos de confianza. No es de extrañar que los corruptos, los que abusan del poder, siembren esa narrativa”, dijo Jodie Ginsberg, presidente del Comité para la Protección de los Periodistas, en el informe.
“Lamentablemente, sin embargo, esa narrativa se está filtrando cada vez más en la población general, que desconfía cada vez más de todos los periodistas. Esto socava la credibilidad del periodismo y contribuye a una creciente inseguridad de los periodistas en todo el mundo”, dijo.
Los investigadores de este reporte dijeron que sería útil disponer de mejores pruebas sobre cuándo y cómo los ataques a la reputación de los periodistas pueden causar daños.
“También queríamos averiguar cómo pueden diferir los ataques a la reputación de los periodistas en todo el mundo, y en el caso de periodistas con distintos géneros que pertenecen a grupos marginados”, dijo a LatAm Journalism Review (LJR) Christopher Tenove, investigador del Global Reporting Centre y director en funciones del Centre for the Study of Democratic Institutions, ambos en la Universidad de Columbia Británica.
“Nuestra encuesta no tenía una población amplia y aleatoria. Pero estamos seguros de que nuestra encuesta y entrevistas demuestran que los periodistas que sufren ataques a su reputación experimentan mayores niveles de violencia, represión legal, problemas de salud mental y otros problemas”, agregó.
ATAQUES Y SUS CONSECUENCIAS
El hallazgo principal de la investigación muestra que el 63% de los encuestados afirma sufrir ataques personales a su reputación al menos una vez al mes y el 19% afirma sufrirlos a diario. Los porcentajes eran más altos cuando se referían a ataques a la reputación de los medios o el sector del periodismo en general.
Las fuentes más comunes de esos ataques a la reputación fueron políticos y funcionarios públicos (según el 72% de los encuestados). Esto sucede, sobre todo, en países con un bajo nivel de libertad de prensa.
“Se trata de una distinción significativa, porque quienes controlan el gobierno tienen mayor acceso a recursos e influencia con organismos (como la policía) que pueden desplegarse junto con los ataques a la reputación”, se explica en el informe.
Según la investigación, la forma más común de ataques a la reputación personal son las acusaciones falsas o engañosas de parcialidad política (54% de los encuestados), seguidas de incompetencia (43%) o conducta poco ética (42%).
Por otra parte, los periodistas que recibieron ataques a su reputación eran mucho más propensos a sufrir agresiones físicas o amenazas de violencia. De igual manera, tenían más probabilidades de haber sufrido daños en su salud mental, de haberse planteado seriamente abandonar el periodismo y de haberse trasladado a otra ciudad o país para evitar o mitigar las amenazas.
El 40% de los encuestados afirmaron haber cambiado o reducido su cobertura informativa sobre algunos temas para evitar el descrédito o el acoso.
Otro de los hallazgos fue que los periodistas que pertenecen a grupos raciales, étnicos o religiosos marginados en sus países declararon sufrir ataques a su reputación con mayor frecuencia. Además, las encuestadas que se identificaban como mujeres tenían más probabilidades de ser atacadas por su género u orientación sexual, y más probabilidades de sufrir acoso sexual y amenazas de violencia sexual, a diferencia de sus colegas hombres.
BOLIVIA
Ante el agravamiento del acoso que sufre la prensa, los periodistas y medios de comunicación en el país, la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia y las nueve asociaciones departamentales de periodistas determinaron, durante una reunión nacional realizada en Santa Cruz, la semana pasada, impulsar una plataforma interinstitucional para defender la libertad de prensa.
La plataforma interinstitucional también busca promover la aprobación de leyes de acceso a la información, de regulación de la publicidad estatal e impulsar el programa periodismo seguro.
En una reunión llevada a cabo el 30 y 31 de agosto de 2023, en la ciudad de Santa Cruz, las asociaciones de periodistas abordaron temas que atentan contra la libertad de prensa, donde se confirmó el empeoramiento de las condiciones en las que se ejerce el periodismo en el país.
A través de una declaración, las asociaciones, afirmaron que el gobierno mantiene la estrategia de “asfixia económica” contra los medios independientes bolivianos lo que ocasionó el cierre del diario Página Siete el pasado 29 de junio y ha debilitado económicamente a otros medios.
Además, se recordó casos de amedrentamiento a periodistas que quedaron impunes como el caso las Londras donde seis periodistas fueron secuestrados o cuando grupos de choque vinculados al Movimiento al Socialismo (MAS) fueron responsables de haber cometido violencia física y verbal contra periodistas.
También condenaron a la ATT por el cierre arbitrario y político de varias radios ubicadas en los Yungas bajo la excusa de que no tenían papeles al día pese a que funcionaban hace años.
En este contexto, también se criticó a la ATT por haber revocado la licencia de la radio FM Bolivia de Chulumani de manera autoritaria como una vendetta política porque esta emisora tiene una línea editorial independiente. (Agencias).