“El calentamiento global no va a significar que en todas partes se va a calentar, hay zonas en las que hay tal desequilibrio del balance local debido al calentamiento global que puede producir que se empeore, como en el caso del altiplano, cierto tipo de eventos”, afirmó Magali García.
La idea de que el calentamiento global elevó las temperaturas y, por ende, ya no habría temporadas frías o heladas, fue desmentida por un estudio realizado por la ingeniera agrónoma y experta en cambio climático, Magali García Cárdenas, que tras investigaciones constató que pese al calentamiento global registrado en el mundo aún hay heladas que dañan los cultivos en el altiplano boliviano.
“La temperatura mínima media podría estar subiendo, pero las heladas puntuales siguen ocurriendo y son esas las que pueden destruir totalmente el cultivo”, aseguró la profesional que forma parte de la Academia Nacional de Ciencias, a tiempo de señalar que “se pensaba que el problema principal que había antes, que eran las heladas, con calentamiento global iban a reducir lo cual, con un estudio, hemos demostrado que no ha cambiado, sino, que incluso ha incrementado el riesgo de heladas para los agricultores”, sostuvo en entrevista con EL DIARIO.
El estudio tiene por objeto demostrar que la vulnerabilidad al cambio climático de las comunidades productoras del altiplano boliviano, está determinada por su contexto ecosistémico, climático y socio productivo y no se restringe al modelamiento ni al cambio de las variables climáticas.
La académica explicó que entre los ecosistémicos hay mucha degradación de todos los ecosistemas a nivel global. “En nuestro caso, nuestros ecosistemas también están sufriendo degradación ya sea por mala gobernanza del agua, por ejemplo, por asignaciones no controladas de agua”, es decir que es para otros usos, además el agua no llega hacia muchas zonas, por la distribución concentrada de la precipitación de la lluvia que hace que los agricultores tengan, incluso períodos más cortos de los que tenían antes, pero en los que llueve lo suficiente y adicionalmente.
“El calentamiento global no va a significar que en todas partes se va a calentar, hay zonas en las que hay tal desequilibrio del balance local debido al calentamiento global que puede producir que se empeore, como en el caso del altiplano, cierto tipo de eventos”, apuntó García.
Recalcó que en el altiplano tenemos una atmósfera extremadamente transparente y está depende fuertemente de la cantidad de vapor de agua para balancear la salida de radiación durante la noche, de tal manera que no se enfríe demasiado. Ahora, se supone, que la llegada de las masas de aire húmedo se están concentrando y esas son las que reducían el riesgo de helada, “pero por razones que todavía no están determinadas parece que se estuvieran concentrando la llegada de las masas de aire húmedo, que no solo se traducen en lluvia, sino se traducen en un efecto mucho más conocido que es la reducción de salida de radiación y en mayor o menor riesgo de heladas”.
De acuerdo con la experta, “no es que se está enfriando el altiplano, no es lo mismo, estoy diciendo que está casi igual o incluso ha aumentado, el riesgo de heladas en algunos meses durante el ciclo del cultivo para los agricultores”, aseveró.
AGRICULTORES
El trabajo de García también permitió demostrar cómo los agricultores tienen tanta capacidad para responder incluso a estas condiciones adversas de las heladas utilizando conocimientos ancestrales que no se los considera a niveles académicos o científicos. Por lo que su participación en la búsqueda de respuestas o soluciones a “problemas que tienen” es importante.
“Se ha demostrado que cualquier tipo de solución a nivel agricultor tiene que partir de los agricultores y con los agricultores, caso contrario, no tiene sostenibilidad. No podemos ir con recetas, por ejemplo hubo un programa que decía miles de tractores, pero en el altiplano la mayor parte de su ecosistema no es apto para tractores, su suelo es demasiado frágil, pobre y poco profundo, entonces necesita otro tipo de intervención”, justificó la ingeniera agrónoma.
Recalcó que el manejo de la agricultura en estas zonas tiene que ser muy particular, adecuado a su ecosistema, conociendo la realidad local que se hace con el trabajo, con agricultores, pero además sin demasiada intervención política.
AFECTACIÓN A CULTIVOS
Uno de los problemas que está demostrado es que, debido al cambio climático, se ha retrasado con cierta consistencia el inicio de la época de lluvias. Desafortunadamente, la agricultura en Bolivia en un 95% hasta hace cinco años, se lleva adelante asecando, es decir, sin riego, por lo tanto, el 95% de la agricultura en Bolivia depende de que inicie la época de lluvia, por eso se la conoce como la siembra grande, la siembra de verano.
La dificultad es que si por alguna razón en el altiplano se retrasa las épocas de lluvias, ya no se pueden llevar los procesos agrícolas o sufren demora. O sea, “el tema es que no se ha recorrido, sino, que se ha concentrado, es decir, termina al mismo tiempo que terminaba antes. Eso significa que si antes los agricultores tenían cinco meses para producir ahora tienen cuatro. El otro problema es que si se atrasa y no se logra producir en cuatro meses, les pesca la helada”.
También hay otros efectos como la presencia de plagas y enfermedades. Uno de los controles de estos, que había antes del cambio climático en el altiplano eran las bajas temperaturas, que no permitían mucha agricultura pero tampoco permitían plagas y enfermedades porque las temperaturas mínimas las mataban. Sin embargo, en la actualidad, como existe este desbalance y además que las máximas están subiendo resulta que las plagas y las enfermedades tienen mejores “chances” de llevar adelante esos procesos y afectan fuertemente a los cultivos durante este período corto.
De la misma manera, también tienen problemas con el pronto crecimiento de malezas y la presencia de aves que devoran los cultivos.
¿QUÉ HACER?
Para muchos la manera de responder a los efectos del cambio climático es solo la tecnología, sin embargo, se debe trabajar en temas de gobernanza, organizacionales y hasta de comunicación.
Una de las formas de mejorar y asegurar los cultivos y cosechas, por ejemplo, es la siembra y cosecha de lluvia, que consiste en aprovechar el agua para que el suelo la absorba y no se desperdicie.