El papa Francisco escuchó testimonios de ucranianos que huyeron de la guerra a Hungría y agradeció el modo, “no sólo con generosidad sino con entusiasmo”, con el que la Iglesia de este país los acogió, durante un encuentro con refugiados y pobres en la iglesia de Santa Isabel en Budapest, durante su segundo día de visita a la nación balcánica.
A esta Iglesia, acudieron para escuchar al papa numerosos refugiados ucranianos y paquistaníes, mientras que no se vieron a personas procedentes de África. Siria y Afganistán, mucho menos presentes ante la dura política antinmigración del Gobierno de Viktor Orbán.
En los bancos de esta iglesia también se vieron decenas de pobres y de familias gitanas de los que se ocupa Cáritas local.
El papa escuchó el testimonio de una mujer húngara, un padre de familia ucraniano y un diácono y su esposa que se ocupan de acudir a personas vulnerables y sin hogar.
Delante del papa habló Brigitta de Máriapócs, en Hungría, que contó su infancia de penurias como trabajadora en el campo y que se casó a los 17 años y vivió toda una serie de penalidades.
Oleg, su esposa Lyumilla y sus cinco hijos huyeron en mayo de 2022, cuando en Dnipro y otras ciudades los misiles explotaron durante toda la noche y muchos edificios se derrumbaron. Explicó que en Hungría pudo comenzar una nueva vida y agradeció al papa hablar en favor de la paz y defender a las víctimas de la guerra.
Por este país pasaron cientos de miles de ucranianos que escaparon de la guerra, aunque sólo cerca de 35.000 solicitaron el estatus temporal de protección para poder quedarse, según la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR)
En primera fila también se encontraba Olesia, que decidió escapar embarazada con sus dos hijas de Kiev, donde trabajaba como enfermera. Pero en Hungría encontró de nuevo la felicidad. Explicó antes de la llegada del papa a la iglesia que lo respeta “por sus oraciones por nosotros y para que termine esta guerra. Se lo agradezco de todo corazón”. (Infobae).