La violencia se concentra en determinadas zonas, como la capital, Jartum, y la región de Darfur. Chad, que hace frontera precisamente con Darfur, recibió en poco más de una semana a más de 20.000 refugiados, a los que ACNUR comenzó ya a brindar una primera asistencia dado que duermen a la intemperie y sin un mínimo acceso a servicios básicos.
La agencia ha pronosticado que, con la tendencia actual, haya más de 100.000 nuevos refugiados en Chad, un país que ya acogía a más de 400.000 sudaneses antes de la escalada de la violencia. La ONU comenzó a reubicar a las familias llegadas en los últimos días en un campo de refugiados y busca un nuevo lugar en el que habilitar otro enclave.
ACNUR también registró cruces hacia Sudán del Sur, en concreto de casi 4.000 sursudaneses que regresaron a su país de origen. No en vano, más de 800.000 ciudadanos de Sudán del Sur residen actualmente en Sudán, principalmente en Jartum, según datos oficiales.
La ONU espera que hasta 125.000 sursudaneses y 45.000 sudaneses puedan cruzar la frontera en las próximas semanas, lo que supondrá un reto no sólo para estas personas sino también para las zonas en las que recalen. Se prevé que la mayoría de las personas retornadas terminen acogidas por familias.
Por otra parte, ACNUR también tiene constancia de personas que comenzaron a llegar a Egipto, aunque por ahora no dispone de cifras exactas.
Sin embargo se conoce que todavía más habitantes e instituciones como embajadas que todavía no están tomando la decisión de salir de Sudán a pesar de haber anunciado su retiro a causa de los fuertes combates.
Antes de esta emergencia, Sudán ya arrastraba retos derivados precisamente de desplazamiento, con 3,7 millones de desplazados internos y más de un millón de refugiados. La ONU se vió obligada a reducir su presencia al mínimo, evacuó a la práctica totalidad de su
personal internacional, al igual que otras ONG internacionales, que denunciaron saqueos y ataques en estos últimos días. (Europa Press).