«Condeno enérgicamente el estallido de los combates que se están produciendo en Sudán y hago un llamamiento a los líderes de las Fuerzas Armadas de Sudán y de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) para que cesen de inmediato las hostilidades, restablezcan la calma y comiencen un diálogo para resolver la crisis», indicó.
Guterres afirmó, antes de inaugurar el Foro para la Financiación del Desarrollo, que el estallido de violencia «ya ha provocado una horrible pérdida de vidas, incluidos civiles». «Cualquier escalada adicional podría ser devastadora para el país y la región», manifestó.
En este sentido, ha instado a las partes a «apoyar los esfuerzos para poner fin a la violencia, restablecer el orden y volver al camino de la transición». «La situación humanitaria en Sudán ya era precaria y ahora es catastrófica», sostuvo.
Guterres, que ha hablado durante el fin de semana con el jefe del Ejército de Sudán, Abdelfatá al Burhan, así como con el líder de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, se encuentra en contacto «activo» con la Unión Africana, la Liga Árabe, así como con los líderes de la región».
«Condeno las muertes y lesiones tanto de civiles como de trabajadores humanitarios, así como los ataques y saqueos. Recuerdo a todas las partes la necesidad de respetar el Derecho Internacional, lo que incluye garantizar la seguridad de todo el personal de Naciones Unidas, el personal asociado y los trabajadores humanitarios», puntualizó.
Por su parte, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), la Unión Africana y Naciones Unidas han emitido un comunicado conjunto en el que también instan a las partes a una «pausa humanitaria» que no se cumplió en la víspera «en su totalidad».
«La pausa brindaría la oportunidad de permitir que los civiles atrapados en zonas de conflicto accedan a asistencia y suministros críticos, reciban asistencia médica o salgan de manera segura. Solo las Fuerzas Armadas de Sudán y RSF tienen el poder de asegurar que se mantenga la pausa y pueden garantizar la protección de los civiles», agregó.
Las principales organizaciones civiles y partidos políticos de Sudán reclaman al unísono durante el fin de semana no solo el fin de los combates, sino también el final de la «militarización» que ha dominado «el espacio público» el país durante décadas y, en particular, desde el derrocamiento hace cuatro años del dictador Omar Hasán al Bashir tras una revolución en la que los civiles fueron parte instrumental.
El país africano estaba gobernado antes del estallido de los combates por una junta liderada por el jefe del Ejército que tenía como ‘número dos’ al cabecilla militar de las RSF. Las discrepancias entre ambos sobre la integración paramilitar en un futuro Ejército unificado –acuerdo previo a la formación de un nuevo gobierno de unidad liderado por civiles– acabaron degenerando en este conflicto. (Europa Press)