Naciones Unidas anunció la puesta en marcha de un dispositivo de emergencia para asistir a supervivientes de la catastrófica cadena de terremotos que sacudió la provincia afgana de Herat, que dejó hasta el momento más de 2.400 muertos y 2.000 heridos, según el último balance de las autoridades talibán.
“Tras el devastador terremoto de Herat, las agencias de la ONU, se movilizaron rápidamente para otorgar apoyo de emergencia y vital para los más afectados”, hizo saber la misión de Naciones Unidas en Afganistán (Unama) antes de avisar que el panorama completo de los daños todavía está por ver.
El último balance proporcionado por el portavoz del Ministerio de Gestión de Desastres de los Talibán, Janan Saiq, constata por el momento más de 2.400 fallecidos, pero reduce sustancialmente el número de heridos, de 9.240 a más de 2.000, si bien se conoció que las cifras pueden aumentar debido a lo remoto de los lugares afectados y de la dificultad de las tareas de rescate.
La cadena, de al menos cuatro seísmos de magnitud preliminar entre 5,5 y 6,3, fue registrada en la provincia en un radio de aproximadamente unos 50 kilómetros y se sintió especialmente en la localidad de Zendejan, una población de unos 10.000 habitantes en el valle del río Hari Rud.
Todos los terremotos sacudieron la región en el espacio de solo una hora, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Los dos seísmos más destacados, ambos de magnitud 6,3, ocurrieron a unos 33 kilómetros al noreste de esta localidad, con un hipocentro situado respectivamente a 14 y 10 kilómetros de profundidad respectivamente. Hay que añadir un tercer seísmo de 5,5 a 29 kilómetros de la población.
El cuarto y último seísmo, de magnitud 5,9, fue registrado a 35 kilómetros de Herat ciudad, con un hipocentro a 7,7 kilómetros.
Por su parte, la ONG Save the Children avisa que miles de niños y niñas se quedaron sin hogar por esta serie de seísmos que afectaron a más de 9.000 personas y anunciado un nuevo despliegue de ayuda humanitaria de emergencia para paliar un desastre que representa para el empobrecido país una crisis sobre otra.
«Save the Children está coordinando la respuesta con sus socios, que incluirá distribuciones de dinero en efectivo para las familias, kits de higiene para bebés, y apoyo en salud mental para los niños y niñas», hace saber la ONG en un comunicado.
El director nacional de Save the Children en Afganistán, Arshad Malik, avisa ya que la magnitud de los daños es espantosa y que el número de afectados por esta tragedia seguirá aumentando, ya que todavía hay personas atrapadas entre los escombros de sus casas.
«Es una crisis sobre otra crisis. Incluso antes de esta catástrofe, los niños y niñas sufrían una devastadora falta de alimentos. Los donantes deben proporcionar ayuda humanitaria vital. Esta nueva emergencia requiere nuevos fondos. Sin una inyección urgente de dinero los programas humanitarios existentes se verán afectados, ya que la financiación, ya sobrecargada, se verá sometida a una presión aún mayor», lamentó. (Europa Press)