La comisión establecida por la ONU para investigar las violaciones de los derechos humanos en la guerra de Ucrania ha recabado nuevas pruebas de asesinatos, detenciones ilegales, torturas, violencia sexual y otros abusos que en algunos casos podían constituir crímenes contra la humanidad.
«Muchos de estos abusos pueden constituir crímenes de guerra, y algunos pueden constituir, si se confirman, crímenes contra la humanidad», dijo en una rueda de prensa celebrada este lunes en Kiev, el presidente de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania, el juez noruego retirado Erik Møse.
El exmagistrado noruego -que formó parte del Tribunal Penal Internacional para Ruanda y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos- hizo estas declaraciones al término de la tercera visita a Ucrania de los tres expertos de renombre internacional que integran la Comisión.
Los casos que podrían ser calificados de crímenes contra la humanidad -y por tanto ser castigados con más posibilidades de éxito por la justicia internacional- tienen que ver con torturas a militares y civiles, atrocidades cometidas por las fuerzas de ocupación en el campo de batalla y ataques sistemáticos contra la infraestructura eléctrica.
Las conclusiones del trabajo de esta Comisión establecida en marzo de 2022 por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU serán presentadas a la Asamblea General de Naciones Unidas en octubre de este año.
Durante su visita a Ucrania, Møse y los otros dos comisarios, el académico y activista pro derechos humanos colombiano Pablo de Greiff y la abogada india Vrinda Grover, se reunieron con autoridades ucranianas, con miembros de la sociedad civil y con testigos y víctimas de abusos de los derechos humanos cometidos en el marco de la guerra.
Los integrantes de la Comisión visitaron Kiev y Uman, donde investigaron, en especial, el ataque ruso del pasado 28 de abril contra un bloque de viviendas de esta ciudad de Ucrania central en el que murieron 24 civiles, entre ellos varios niños.
La Comisión presidida por Møse ha documentado ataques constantes como el de Uman por parte de las tropas rusas que alcanzan zonas civiles ucranianas.
Los comisarios recomiendan a Kiev tomar medidas para dar una respuesta más integrada de los distintos órganos competentes del Estado ucraniano a la hora de ofrecer asistencia a las víctimas, de modo que éstas reciban soluciones más eficaces y más rápidas.
Misiles, drones y artillería rusos han atacado repetidamente áreas civiles en la guerra. El Kremlin dice que sus fuerzas apuntan solo a activos militares y afirma que otros daños son causados por escombros de las armas de defensa aérea ucranianas.
LA DESTRUCCIÓN DE LA PRESA
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que la destrucción de la presa de Kajovka es una prueba de la «brutalidad de la guerra de Rusia en Ucrania».
«La destrucción de la presa de Kajovka pone en peligro a miles de civiles y causa graves daños medioambientales», subrayó el político noruego a través de su perfil en Twitter.
Mientras que el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, aseguró que la voladura de la central hidroeléctrica, de la que acusó a Rusia, es un «crimen de guerra» y es el «mayor desastre» de origen humano en Europa en décadas. (Infobae/EFE)