Organizaciones humanitarias estiman que la mayor parte de la capital del país, Puerto Príncipe, se encuentra ya bajo el control de las bandas en medio de la incapacidad de las fuerzas de seguridad haitianas para contener la última crisis de violencia en el país, que estalló en 2021 cuando las mafias aprovecharon el vacío de poder dejado por el asesinato del presidente Jovenel Moise para lanzar una campaña armada en la ciudad.
Médicos sin Fronteras (MSF) y otras ONG se vieron obligadas a cesar ocasionalmente sus operaciones ante la amenaza de la violencia y los esfuerzos internacionales liderados por Canadá y Kenia para controlar la situación de momento fueron infructuosos, como demuestran los ataques llevados a cabo a principios de semana por la banda Gran Ravin, que dejó al menos 20 muertos y unos 10.000 desplazados en el sureste de Puerto Príncipe.
En medio de esta crisis, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien visitó Haití en febrero de este año, solicitó ayer la adopción de medidas urgentes para que una fuerza multinacional ajena a las Naciones Unidas apoye a la policía haitiana frente a la grave situación de seguridad y restablecer el Estado de derecho.
La ONU denuncia tanto la actuación de estas bandas como la violencia generada en los últimos meses por los llamados movimientos de justicia popular, grupos de vigilantes que protagonizaron su propia campaña de extrema violencia; una que dejó según la ONU al menos 350 muertos en linchamientos solo desde el 24 de abril hasta mediados de agosto, entre ellos 310 presuntos criminales, 46 personas sin aparentemente delito alguno a sus espaldas y un agente de Policía.
Por si fuera poco, a esta crisis de seguridad hay que añadir la emergencia sanitaria del cólera debido al estallido de un brote el pasado 3 de octubre que hasta ahora dejó 820 muertos y 3.612 casos confirmados (aunque 60.600 casos sospechosos), de acuerdo con el Ministerio de Salud del país, en su último balance. (Europa Press).