Santa Cruz.- El Urubó, donde se tiene previsto realizar una auditoría medioambiental, está lleno de avenidas de doble vía, con camellones de más de 30 metros de ancho y con ambas calzadas pavimentadas, las cuales se entrecruzan con otras calles no menos amplias en medio de un paisaje rural que, paulatinamente, ha sido modificado por las empresas inmobiliarias. En la zona proliferan vallas publicitarias gigantes que ofertan lotes en una gran ciudad, en la que actualmente nadie habita.