Leandro Limachi, pese a su discapacidad psicomotora, no deja de luchar para ganarse el sustento diario en su puesto de venta, situado en la calle 21 de San Miguel; sin embargo, sufre la incomprensión del sindicato de vendedores de dulces de la calle 21, de San Miguel, quienes en muchas oportunidades procedieron a intimidarlo, con amenazas y advertencias.