En el Reino Unido, donde se identificó por primera vez, la nueva variante se volvió la forma predominante del coronavirus en tan solo tres meses, aceleró el aumento de casos en la nación y llenó sus hospitales. Podría suceder lo mismo en Estados Unidos y otros países, donde se exacerbaría un aumento constante de las muertes y se saturaría el sistema de atención médica, el cual de por sí está abrumado, advirtieron expertos.